Friday, June 5, 2015

Una Verdadera Mujer, Confesión

Una verdadera mujer no es aquella que dice amarte con sus palabras, sino aquella que lo demuestra con acciones día tras día.
Una verdadera mujer no es aquella que pretende vivir de lo que puedas darle, sino aquella que lucha por lo suyo y te ayuda a vivir para que ambos puedan complacerse. Es quien vive y comparte contigo de lo poco o lo mucho que ambos poseen.
Una verdadera mujer no te pide, te da esperando a cambio tu amor, respeto y fidelidad.
Una verdadera mujer es fiel no importando las tentaciones a su alrededor. Se mantiene leal a sus sentimientos.
Una verdadera mujer es aquella que se ama a sí misma, lucha por lo que quiere y se mantiene al lado de un hombre por amor y no por interés. Es una mujer que conoce el significado de la palabra amar y sabe amar.
Una verdadera mujer es aquella que tiene la facultad de ser buena madre, aunque no haya tenido el privilegio de serlo. Es una mujer profesional, educada y leal.
Una verdadera mujer es un reto para quienes intentan llegar a ella y quienes tienen la oportunidad de compartir o vivir con alguna, son privilegiados. Quienes gozan de tal privilegio, generalmente aprenden a valorarla.
Yo me considero una verdadera mujer. Porque a través del tiempo he adquirido experiencia en la vida, me he caído y me he levantado. He llorado, he gritado, me he lamentado, he tropezado y sin dudar me he puesto de pie.
Me considero una verdadera mujer porque a pesar de haber sido víctima de burlas en el pasado por mi aspecto físico en ese momento, supe hacer de ello un impulso para continuar y seguir hacia adelante.
Porque no importando las noches en las cuales lloraba sobre mi almohada, con miedo de acudir a la escuela pensando en qué me iba a ocurrir por las burlas de mis compañeros, supe aferrarme a mis estudios e ignorar todo lo que me acontecía. Me enfoqué en sobresalir y adquirir conocimiento.
Hoy me considero una verdadera mujer quien contra viento y marea ha luchado por permanecer de pie a pesar de las circunstancias que se presentan en la vida.
Nada me detiene, porque el detenerme me impide alcanzar aquello que aún me falta por alcanzar.
Hoy reconozco que las piedras que se cruzaron en mi camino me sirvieron para construir una fortaleza a mi alrededor la cual nadie puede derribar.
Me considero una verdadera mujer porque he sabido representar dignamente mi posición. Si digo que amo, es porque en realidad amo. Si digo que no amo, es porque en realidad no amo.
Cada mujer debe luchar por ser una verdadera mujer. No para que otros lo reconozcan, sino para ella misma, para sus hijos, para su pareja. Pues una verdadera mujer se reconoce a sí misma y no necesita que alguien se lo diga.
Puedo decir sin temor alguno, que son pocas las mujeres que hoy en día actúan como tal. Porque en su afán de igualar al hombre (algunos), han perdido su esencia, lo que las caracteriza e identifica.
¡Mujeres!, no es que estemos sometidas al hombre como en los tiempos de antes. Es que seamos nosotras con todo lo que conlleva ser una verdadera mujer. Que amemos y seamos amadas, que respetemos y seamos respetadas, conservando siempre nuestros valores y nuestros ideales. Valorando lo que poseemos y ambicionando más de una manera positiva.
Yo me siento orgullosa de ser una verdadera mujer. Nadie me aplasta, nadie me pisotea, pero tampoco lo hago. Simplemente disfruto el ser yo, una verdadera mujer en todo el sentido de la palabra.

¿Te consideras una verdadera mujer? Reflexiona.

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