Hace muchos años atrás, cuando era una adolescente,
recuerdo haber escuchado a una de mis hermanas mayores decir en una dinámica en
la iglesia, que en ocasiones es necesario ser puente. Estas palabras siempre
quedaron grabadas en mi corazón.
De inmediato en mi interior, realicé las siguientes
preguntas: ¿Por qué un puente? ¿Cuál es la función de un puente?
En el transcurso de los años reflexioné nuevamente sobre
el tema, pues llegó a mi mente en un momento determinado. Luego decidí
responder a mis preguntas como si fuese una estudiante y a la misma vez una
maestra. Y encontré las siguientes funciones de un puente:
1. Sirve para unir lugares, para transportarnos de un
lugar a otro.
2. Existen personas que lo utilizan como refugio, como
hogar o vivienda cuando no cuentan con alguna. Lo utilizan como un techo para
cubrirse de la lluvia y del sol.
3. Hacen del camino uno más corto.
4. Atraviesan lugares los cuales son difíciles de llegar
o caminar por ellos.
5. Nos permiten avanzar.
6. Se encuentran por lo general, en lugares elevados.
Luego de haber enumerado aquellas características que
describen a un puente, pude comprender lo que mi hermana en aquel momento
expresaba. Pude comprender que algunos seres humanos, nacimos para ser puentes.
En muchas ocasiones en nuestras vidas hemos realizado
la misma función que ellos, sin habernos percatado.
A través de nosotros, de nuestra ayuda, muchas
personas han llegado a alcanzar sus metas utilizándonos para llegar a ese lugar
que han deseado llegar. Cuando comento que nos han utilizado, no lo expreso de
una manera negativa. Aunque tampoco pretendo ignorar a quienes nos han
utilizado negativamente.
En nuestro caminar por la vida hemos conocido personas
que no tienen un rumbo fijo, que no tienen idea de hacia dónde dirigirse, que
atraviesan por muchos problemas y situaciones en sus vidas y no cuentan con
alguien a su alrededor para que los ayude. Al encontrarse con nosotros en el
camino, nos visualizan como su mano amiga.
A estas personas, las orientamos, las ayudamos. En
ocasiones les dedicamos tanto tiempo, que olvidamos nuestros propios intereses,
para preocuparnos por los de ellos, a veces dejando a un lado nuestras metas,
para ayudarlos a alcanzar las suyas. Hay momentos en que los tenemos que
cargar, permitiendo de esa manera, como el puente, que nos pasen por encima.
Ser puente en determinados momentos, puede llevarnos
al agotamiento, porque somos humanos. Pero al final del camino, cuando miramos
hacia atrás y observamos la cantidad de personas que han pasado por nuestras
vidas, que hemos ayudado, nos causa gran satisfacción, hayan sido agradecidas o
no.
Y si las enumeramos, veremos que han sido muchas
personas las cuales han pasado sobre nosotros, con nuestra ayuda.
Ser puente debe ser para nosotros un orgullo. Los
puentes han sido una gran creación del hombre, para el hombre y han sido de
gran utilidad. Nos permiten llegar a tantos lugares y como había indicado, unen
lo cual entiendo es una de sus funciones más importantes.
Así que de ahora en adelante, te invito junto a mí, a que cuando atravesemos por un puente, pensemos
en la majestuosidad y la grandeza del mismo, y nos visualicemos. Porque así de
grandes y majestuosos somos para las personas a quienes hemos servido y para el
mundo entero.
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