Saturday, June 13, 2015

Los Hijos, Mis Hijos

No son de nuestra propiedad, son un regalo que se nos ha brindado para educarlos, conservarlos, guiarlos y proveerles todo lo requerido para suplir sus necesidades. En ellos vemos reflejado una de las manifestaciones del amor más puro. Un amor verdadero y sin condición.
El tenerlos es un privilegio que muchas personas desean tener. El cuidarlos es nuestra responsabilidad y obligación, de nadie más.
A través de mis hijos he descubierto que el amor no tiene límites. ¡Es increíble observar como dejo de ser para mí para ser sólo de ellos! Sus preocupaciones, sus miedos, sus alegrías, sus tristezas, sus enfermedades, sus necesidades se anteponen a las mías.
Día tras día, cuando observo sus rostros, cuando los contemplo, me doy cuenta de lo grande y maravilloso que es Dios y de lo privilegiada que soy al tenerlos a mi lado.
Recuerdo como si fuera hoy, cuando ambos eran unos recién nacidos, no dejaba de observarlos mientras dormían, para corroborar que respiraban. Y es que así es el amor por los hijos, mis hijos.
Cuando visito las tiendas para ir de compras, siempre pienso en complacerlos, antes que a mí. Pero ellos están conscientes de que cada premio recibido, hay que ganárselo.
Me preocupo porque descansen, de que realicen sus actividades, se alimenten de manera adecuada y saludable y de que asistan a la escuela y se eduquen como se debe. Me he dedicado a enseñarle buenas costumbres, valores y a practicar el respeto a los demás.
Me ocupo de su salud, de proveerles un techo seguro, de estar junto a ellos, justo cuando me necesitan y si aún no me necesitaran, saben que estoy ahí de igual manera. Vigilo por su seguridad, brindándoles un poco de libertad, pero siempre supervisándolos.
A ellos les dedico mi vida, mis triunfos, mis logros y metas alcanzadas y las que me faltan por alcanzar. Es que para mí, mis hijos, son un tesoro y los conservo como tal.
No le permito a nadie lastimarlos y cuando alguna situación les acontece, es como si me aconteciera a mí.
No imagino un solo día de mi vida sin ellos, lejos de ellos, sin su presencia. Si eso llegara a ocurrir, de seguro sería el día de mi fallecimiento. ¡Es que tanto y tan grande es el amor que siento por ellos, que no existen palabras en el mundo entero que pueda explicarlo o expresarlo!
Cuando sus cuerpos se enferman, es como si se enfermara el mío. Y soy capaz de hacer hasta lo que no está a mi alcance para ayudarlos y verlos sanos.
Amo a mis hijos tal como son. Me dedico día por día a educarlos para que sean grandes y maravillosos seres humanos. Seres nobles y respetuosos.
Si existiera la posibilidad de borrar algunos aspectos de mi vida, lo haría de seguro y no cometería errores que quizás pude haber cometido en el pasado ya sea por ignorancia o capricho.
Pero de algo estoy completamente segura y es que borraría de mi vida lo que fuese necesario, menos el hecho de haberme convertido en madre de esos dos seres maravillosos los cuales amo tanto. Mis hijos, los seres más importantes de mi vida.
A quienes han tenido el privilegio de tener hijos, les realizo las siguientes preguntas a modo de reflexión.
1.    ¿Qué significan tus hijos para ti?
2.    ¿Fueron planificados?
3.    ¿Qué lugar ocupan en tu vida?  
4.    ¿Te consideras un buen padre o una buena madre?
5.    ¿Crees que has sido responsable en cuanto a su crianza, proveyendo lo necesario para su bienestar, protección y seguridad?
6.    ¿Sacas de tu tiempo para compartir con ellos, escucharlos, hablarles?
7.    ¿Cuán importantes son para ti?
8.    ¿Cómo reaccionas cuando hacen algo indebido?
9.    ¿Cómo los disciplinas?
10. ¿Crees que utilizas los métodos adecuados para disciplinarlos?
11. ¿Qué deseas que tus hijos recuerden de ti?
12. Piensa y escribe algo hermoso sobre tus hijos.
Nunca jamás olvides expresarles a tus hijos cuánto los amas. Ellos nunca olvidarán que siempre tuviste tiempo para ellos.

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