Sunday, November 26, 2017

¡No somos INVENCIBLES!

Algunas personas vivimos con la percepción de que todo lo podemos y que no hay otra persona que pueda hacer nuestro trabajo o labor de mejor manera. Esta actitud nos esclaviza y es totalmente agotadora. Asumirla nos puede sumergir en un mar de desesperación, angustia, tristeza, impotencia y frustración.
¡No puedo más!

Cuando ejercía mi práctica profesional como trabajadora social a nivel de maestría tuve una profesora que marcó mi vida solo con unas frases alentadoras que utilizó en determinado momento cuando más lo necesitaba. Porque a veces siendo profesionales, necesitamos que nos orienten y nos ayuden a ver la realidad de lo que sucede a nuestro alrededor.

Esta profesora a quien siempre admiraré porque ya no se encuentra con nosotros en vida, me expresó lo siguiente: “tienes que aprender a delegar”. Estas palabras impactaron mi vida en gran manera, porque era de las personas que entendía que para que algo quedara bien o fuera perfecto, tendría que hacerlo yo, por lo que terminaba mis días agotada. Solía responsabilizarme por todo aunque estuviera realmente agotada, pero estas palabras abrieron mi mente y cambiaron mi manera de pensar, así que comencé a ponerlas en práctica. ¡Sí, comencé a delegar! 

Reconozco que en el proceso siempre intentaba velar que todo se hiciera correcto, pero poco a poco, fui soltando mis cargas.

Hoy por hoy disfruto de una tranquilidad que anteriormente no conocía, y aunque en momentos cuando tengo muchas responsabilidades o actividades el impulso me motiva, el pensamiento y la razón ganan y busco las alternativas para que otras personas colaboren y de esta manera dividir dichas responsabilidades.

Tenemos que comprender que somos seres humanos lo que implica que no somos invencibles y no podemos pensar que lo somos. Cuando pretendemos serlo incurrimos en agotamiento físico y mental, afectando así nuestra salud. De igual manera terminamos por afectar a los seres que amamos y que nos rodean.

Desde el momento en que recibí, analicé, medité y puse en función las palabras compartidas por la profesora, una mujer muy sabia e inteligente, pude experimentar:

  • Tolerancia ante cualquier error y comprender que puede ser enmendado.
  • Que toda persona cuenta con la capacidad de realizar un buen trabajo si se lo propone y lucha por ello.
  • Que aunque soy una persona valiosa, trabajadora y emprendedora, no soy imprescindible, como tampoco invencible.
  • Que podemos disfrutar de la colaboración de otros y confiar en su trabajo.
  • Que delegar no es sinónimo de debilidad o de no poder cumplir con x o y función, más bien es un acto de madurez y de confianza.
  • Y que somos más grandes y fuertes cuando reconocemos que trabajar de manera grupal resulta muy efectivo cuando queremos buenos resultados.
Los conocimientos que adquirimos en el transcurso de nuestra vida siempre serán guardados en nuestra memoria para nuestro bienestar y para el de los demás, por lo que deben ser compartidos con otros. El creer que no somos invencibles nos hará comprender que: tenemos derecho a equivocarnos, tenemos la capacidad de aprender cada día que no somos perfectos y que necesitamos de la ayuda de otras personas.

Es mi deber como trabajadora social orientarles a que al igual que yo, descarten la idea de sentirse invencibles, procurando siempre recordar en todo momento que somos humanos por sobre todas las cosas. 

¡Aprendamos a delegar! ¡No somos invencibles!


Facebook: FlorDeLizSantiagoFernandez

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