Todos los puertorriqueños que residimos en esta hermosa
Isla, jamás olvidaremos la fecha del 20 de septiembre de 2017. Fecha en que el
huracán María nos azotó despiadadamente. En su paso por Puerto Rico, este
poderoso huracán nos despojó de bienes, propiedades, utilidades y posesiones.
La
devastación causada ha motivado a muchos compatriotas a salir del país
intentando recuperar su estabilidad o comenzar una nueva vida, otros de manera
temporal en lo que la situación se normaliza.
Cada uno de los daños causados por este fenómeno atmosférico que definitivamente cambió la vida de nosotros como puertorriqueños, podemos observarlos a simple vista en nuestro caminar por cada una de las carreteras, calles o avenidas del país.
Cada uno de los daños causados por este fenómeno atmosférico que definitivamente cambió la vida de nosotros como puertorriqueños, podemos observarlos a simple vista en nuestro caminar por cada una de las carreteras, calles o avenidas del país.
Hemos sido afectados por la falta de utilidades
necesarias para el diario vivir, las congestiones diarias en el tránsito, la
ansiedad con la que se vive, la angustia de no lograr accesibilidad para
determinados servicios, entre otros.
Pero no podemos obviar aquello que María se llevó y no
podemos percibir a simple vista, y son esos detalles que impactan de manera
negativa la salud emocional de cada ciudadano.
María nos despojó de sueños, ilusiones, esperanzas,
trastocó la estabilidad emocional de muchas familias, causó pérdidas que van
más allá de lo material, de lo tangible de las cuales será un gran reto
comenzar a recuperarse. Sobre todo, se llevó lo que para algunos aparentaba ser
una vida segura, estable y libre de carencias.
Hoy por su causa la mayoría de los puertorriqueños no
cuentan con los servicios básicos de energía eléctrica, de agua potable, presentan
dificultades en cuanto a la comunicación y movilización por el difícil acceso a
las carreteras y vías públicas, mientras que algunos han perdido sus
residencias por lo que no cuentan con un techo seguro en donde puedan
refugiarse. Otros por su parte, se enfrentan diariamente a la incertidumbre de
poder llevar el sustento a su familia o poder adquirir algún tipo de alimento.
Si nos detenemos a meditar en todo lo ocurrido durante
y después del azote de María por nuestro país, podremos resaltar aquellos
aspectos negativos que en su paso se llevó de nuestras vidas, transformándolos
en positivos. Entre estos podríamos destacar que María:
· Convirtió
nuestras debilidades en fortalezas.
· Permitió
que dejáramos a un lado cualquier tipo de conflicto y trabajáramos en unidad
por el restablecimiento de un pueblo.
· Logró
que nuestros hijos salieran de las residencias, se apartaran de la tecnología y
socializaran con sus semejantes.
· Evidenció
que somos más fuertes que cualquier tempestad y que aunque parezca que hemos
caído y no hay solución, luchamos para demostrar que podemos y que lo
lograremos.
· Dejó
a un lado los chismes y las contiendas y nos hizo más solidarios con el dolor o
la situación ajena.
· Rompió
con la brecha existente en el desarrollo de una comunicación adecuada y el
trato de persona a persona.
· Entre
otros.
De cada experiencia vivida obtenemos aprendizaje de
alguna u otra manera. No obstante, es imprescindible reconocer que las
experiencias negativas son las que definitivamente nos marcan como seres
humanos, pero de igual manera nos hacen más fuertes si las tomamos con
optimismo. No podemos sentarnos a lamentarnos por lo acontecido, se vale
hacerlo quizás al inicio porque somos seres humanos. Pero una vez transcurra el
tiempo, debemos luchar por continuar y tomar las acciones pertinentes para
recuperarnos y procurar que nuestro estado futuro sea mucho más prometedor que
el pasado, recordando siempre que todo sucede por alguna razón.
El 20 de septiembre de 2017 nos tocó a nosotros los
puertorriqueños, pero nuestra historia no dejó de escribirse ese día. Por el
contrario, luego del mismo comenzó a redactarse la historia de un país
resiliente, valiente, fuerte, un país pequeño en tamaño pero grande en cuanto a
cada persona que lo habita. Un país que de una tragedia logró salir airoso y
con entusiasmo, empeño y dinamismo transformó el panorama encontrando la luz en
el camino.
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FlorDeLizSantiagoFernandez
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