A veces nos sentamos a reflexionar sobre lo que hemos
logrado en el transcurso de nuestras vidas y llegamos a la conclusión de que
NUNCA es suficiente y pretendemos lograr más. No solo por nuestro bienestar
personal y/o profesional, sino por la razón principal que nos mueve y es el
bienestar y progreso de nuestra familia.
Porque para muchos la familia lo representa TODO. Es
un motivo para sonreír, para celebrar, para resistir los golpes que nos da la
vida y para levantarnos cuando hemos caído.
Cada vez que formulo algún plan, cada vez que me
propongo realizar algún proyecto, o lucho por alcanzar una meta, mis hijos, mi
esposo y mi familia en general, son involucrados en cada uno de mis
pensamientos y deseos.
Mis padres me enseñaron desde pequeña a valorar a la
familia. No recuerdo algún día en que alguno de ellos haya dormido fuera del
hogar, siempre permanecían con nosotros, con sus hijos.
En mi corazón guardo gratos recuerdos que permanecerán
en el mismo hasta el día de mi fallecimiento. Por ejemplo, recuerdo con exactitud que mi padre
siempre se ocupó de llevar el pan a nuestra mesa para que nunca nos faltara el
alimento. En ese aspecto no recuerdo haberme acostado a dormir sin haber
ingerido algo antes, porque siempre se ocupó de que no sucediera. Recuerdo su
rostro cansado, agotado por la faena diaria, sus manos marcadas por el trabajo
que realizaba para que a su familia no le faltara nada.
Por otro lado no olvido que mi madre era quien se ocupaba
de inculcar en nosotros hábitos de estudio, tomaba de su tiempo para que
aprendiéramos y nos desarrolláramos académicamente.
Cada mañana cuando mi padre se levantaba para iniciar
su jornada laboral, mi madre era quien se despertaba primero para atendernos a
todos nosotros, brindarnos un desayuno y prepararnos para la escuela. De igual
forma para que mi padre desayunara antes de salir del hogar.
Hoy quiero reconocer que extraño esa manera de
proceder, esa entrega, ese compromiso y esos momentos que eran tan fantásticos
y llenos de actividades enriquecedoras.
Recuerdo que mi padre luego de haber trabajado
arduamente durante 5 días, tomaba de su tiempo para llevarnos a realizar
turismo interno. Hoy cada lugar que conozco de mi bella Isla se lo debo a su
afán y empeño porque conociéramos y disfrutáramos.
Cabe destacar que me duele observar como todo esto se
ha perdido hoy en día por la tecnología, el afán diario, o la alegada falta de
tiempo para disfrutar momentos junto a la familia, lo cual es desde mi punto de
vista IMPERDONABLE.
Por esas razones y muchas más es que conservo dentro
de mí tan hermosos recuerdos e intento impartirlo a mis hijos. Porque cuando
todo el mundo se aparta de tu lado, te abandonan, te rechazan o te dejan a un
lado, la familia SIEMPRE permanece.
Recomiendo ante todo, tomar tiempo para la familia,
aún dentro de nuestras agendas tan cargadas. Recomiendo que no importando el
cansancio, el agotamiento, las situaciones negativas, las dificultades
económicas, el impedimento que se presente o la excusa que queramos utilizar,
dejemos a un lado la rutina y la pereza.
Comencemos a valorar lo que hoy tenemos, pero que no
sabemos si mañana permanecerá con nosotros, o si nosotros permaneceremos con
ellos.
Facebook: FlorDeLizSantiagoFernandez
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