Cuando escuchamos la palabra matrimonio la asociamos
con una pareja que se une para convivir bajo el mismo techo, lo que no está muy
lejos de la realidad.
Esto no solo implica compartir una vida juntos, sino
compartir deberes y responsabilidades en las que incurren dos personas, una vez
deciden unirse como pareja.
Ya no estamos en esos tiempos en donde se le
adjudicaba al hombre el trabajo remunerado fuera del hogar y a la mujer el
trabajo en el hogar.
Hoy por hoy todo ha cambiado. Por lo que es
imprescindible que la pareja comience a adaptarse a estos nuevos cambios.
Ya no es necesario que solo el hombre salga del hogar
para llevar el sustento, pues es un trabajo que la mujer puede realizar. De
igual manera no es requerido que únicamente sea la mujer la persona encargada
de las tareas en el hogar y/o la educación de los hijos. Porque hoy en día, es
una responsabilidad compartida, en la que ambos deben tomar parte.
Cuando en el matrimonio uno de los cónyuges asume un
solo rol y adjudica todos los demás a la otra parte, se crea inconformidad,
infelicidad, inestabilidad e inseguridad y se minimizan las capacidades de la
otra parte. De igual forma, se debilita la relación. Por el contrario, cuando
se comparten roles, deberes, tareas y responsabilidades y se valora el trabajo
realizado por la otra parte, se produce un estado de seguridad y de felicidad
momentánea la cual conlleva a fortalecer la relación.
Así que si en algún momento percibes que tu pareja se
muestra angustiada, retraída, enojada o inconforme, solo debes meditar si en tu
relación o en tu matrimonio las responsabilidades son compartidas. Y analiza lo
siguiente: ¿cómo te sentirías si en tu lugar de trabajo le asignaran un rol a
un empleado X, mas sin embargo se te adjudicaran los demás roles y tareas a ti
únicamente? ¿Cómo te sentirías? ¿Estarías satisfecho/a?
De la misma manera se sentiría tu pareja al percibir
que toda la carga o responsabilidad matrimonial recae sobre ella. Y que conste,
que en tu trabajo devengas un salario, mientras quien trabaja en el hogar no
recibe alguno, como tampoco muestras de agradecimiento por el trabajo realizado,
en ocasiones.
Este artículo ha sido dedicado a esos hombres y a esas
mujeres que luchan por el cambio en las relaciones matrimoniales y que rompen
con las construcciones sociales que establecen cuáles deben ser las funciones o roles del hombre
y de la mujer en una relación.
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