Saturday, September 8, 2018

¿Cómo recuperar mi Yo luego del diagnóstico de autismo de mi hijo?

Por: Flor De Liz Santago Fernández, Trabajadora Social, Especialista en Autismo, Autora y Escritora


“El día que mi hijo fue diagnosticado con autismo fue el día en que dejé de existir como mujer, como persona y comencé únicamente y exclusivamente a ser madre.  Dejé a un lado el maquillaje, los tacones altos, el buen vestir, entre otros aspectos que nos caracterizan y me dediqué por completo en cuerpo y alma a mi hijo con TEA.  Dejé de inmediato de pensar como yo pensaba, de sentir como yo sentía y comencé a hacer todo por él y para él, sin percatarme de que estaba cometiendo un gran error.
Todo porque en el proceso de diagnóstico fuimos abandonados a nuestra suerte y tan solo fuimos él y yo.  Porque quien se supone fuera su padre y protector, tuvo temor y huyó al no saber lo que enfrentaba.  Por lo que sentía que debía dejar todo para dedicarme por completo a ayudarlo en su desarrollo y cubrir sus necesidades, las que eran incontables.  Hoy reconozco que en el proceso perdí muchas cosas como mujer, aunque gané muchas más como madre.  De igual manera mi hijo junto a mí.
Al transcurrir el tiempo comencé a cuestionarme lo siguiente:  ¿cómo puedo reencontrarme, redescubrirme y resurgir de la nada?  Si hace muchos años atrás sepulté a la mujer que era, para darle paso a mi rol de madre, y asumir mi compromiso con mi hijo con TEA.  ¿Cómo podría hacerlo, si olvidé tantas cosas?
Me he perdido en el camino.  A pesar de ello, reconozco que aún puedo lograrlo porque siento el deseo de retomar mi vida, mi yo interno.  El autismo en mi hijo, no tuvo que ser el causante de que me abandonara y descuidara lo que soy, como soy.  La falta de tiempo y respiro quizás me llevaron a que asumiera tal actitud de manera incorrecta.  Me pregunté:  ¿cómo puedo recuperarme y consentirme sin dejar a un lado a mi hijo y sus necesidades?  ¿Cómo puedo volver a ser yo, sin dejar de estar ahí para mi hijo que tanto me necesita?  ¿Cómo puedo trabajar con ambos, con él y a la vez conmigo?  ¿Cómo ocuparme de mí misma, que tanto lo necesito?  ¿Cómo no sentirme culpable si dedico un poco de mi tiempo para mí, sin sentir que abandono a mi hijo? Es difícil, pero lo necesito, lo requiero, lo anhelo.
Yo, la mujer, la persona, el ser humano, el individuo necesito atención.  Requiero sentirme atractiva, sentirme viva, sentir que existo.  No pretendo obviar mi labor de madre y las responsabilidades que hasta el día de hoy he asumido con amor y entrega, pero ¿qué sucede conmigo?”
Las palabras antes descritas reflejan el sentir de muchas mujeres quienes han asumido el rol de madres de un niño o niña con autismo, madres que no cuentan con algún respiro o sustitutos.  Madres que por encima de cualquier situación o evento, han decidido colocar los intereses de sus hijos e hijas, por encima de los suyos, lo que me parece muy bien, en parte.  Madres que han tenido que enfrentar completamente solas el diagnóstico de sus hijos e hijas, porque sus parejas las abandonaron por las razones que fueran.
Estas madres necesitan atención para poder realizarse como personas, como seres humanos y como mujeres.  Necesitan ser comprendidas y necesitan que se les aclare que ellas, merecen atención, tiempo, respeto, verse y sentirse dichosas, completas, dignas y amadas.
La realidad en nuestra sociedad es que si estas mujeres denominadas jefas de familias y cuidadoras principales de sus hijos e hijas con autismo, comienzan a tomar tiempo para ellas, arreglarse, procurar sentirse bien consigo mismas y ocuparse de su imagen, son juzgadas y señaladas por la sociedad.  Cabe destacar que estas tienen derecho a verse y sentirse como deseen sin ser juzgadas.  El hecho de que se preocupen por su apariencia no implica que sean madres negligentes y que descuiden a sus hijos e hijas.   
Me indigna grandemente que estas mujeres comprometidas con el diagnóstico de sus hijos e hijas, con su cuidado, no puedan desarrollarse plenamente como mujeres, como seres únicos.  Me siento identificada cuando percibo que no cuentan con el tiempo requerido para ocuparse de ellas, por estar todo el tiempo ocupadas en tan admirable labor, pendiente a sus hijos e hijas.
Mi recomendación como madre de un niño con autismo, como especialista en el tema y como trabajadora social es que no importa el corto tiempo que tengamos, no dejemos de ocuparnos en nosotras aunque estemos cien por ciento comprometidas con nuestros hijos/as.  El que nos ocupemos de nuestra apariencia, de nuestra imagen, de vestirnos bien, no nos convierte en malas madres, por el contrario, nos demuestra que estamos tan interesadas en el bienestar de nuestros hijos, que estamos tomando tiempo para cuidarnos y así estar en nuestras óptimas condiciones para continuar cuidando de ellos/as.
Les invito a comenzar por algo tan sencillo como aprovechar el tiempo en que nuestros hijos/as están en la escuela o colegio para relajarnos, para hacer ejercicios, para acudir al salón y comenzar con los cambios.  No podemos olvidar que para que nuestros hijos e hijas estén bien y se sientan bien, nosotras debemos sentirnos y estar bien. 
¿Cómo podemos recuperar nuestro yo, nuestra personalidad, nuestros intereses? Tomando la iniciativa, dejando a un lado los temores, el qué dirán y el cómo lo haré, y simplemente actuar.  Despertarnos un día y comenzar por lo más sencillo como:  cambiar el color de nuestro cabello, el estilo del mismo, maquillarnos, vestirnos con ropa que hace tiempo no utilizábamos, en fin, tomar el control.  Nadie nos puede señalar por el trabajo que desempeñamos, pero debemos procurar comprender que existimos, respiramos, vivimos, sentimos, amamos, necesitamos ser amadas, tenemos sueños y aspiraciones que debemos llevar a cabo y tenemos que aprender a completarlas con nuestros hijos.  A eso le llamamos resiliencia, descrita como la capacidad de crecer ante la adversidad y salir fortalecidas.  El diagnóstico de nuestros hijos e hijas nos ha enseñado más que eso, entonces ¿a qué tememos?
¡Vamos a levantarnos y a comenzar a cambiar desde ya!  Somos madres comprometidas, pero somos mujeres y quien no comprenda, que se coloque en nuestros zapatos.
Dedicado a una hermosa, profesional,  y fuerte mujer que conocí el día de hoy en la universidad.  A ti, porque solicitaste que escribiera sobre el tema y por ser una mujer excepcional. Para ti M. Hernández, con todo mi respeto y admiración.

Facebook: @FlorDeLizSantiagoFernandez
       @FamilyBalanceTherapy

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