Friday, August 7, 2015

De Niña a Mujer (La Transición)


Cuando era una niña la única preocupación que tenía era poder dormir bien, comer y tener ropa para vestirme, jugar y compartir con mis hermanos y amigos. De la mayoría de mis situaciones, se ocupaban mis padres. En realidad no tengo de qué quejarme, porque a pesar de las diferentes situaciones, nunca me faltó la comida, la vestimenta y mis necesidades básicas siempre fueron cubiertas y satisfechas por mis padres.

Mientras fui creciendo y desarrollando, mis preocupaciones e intereses comenzaron a cambiar. Ahora sólo me preocupaba por ser una buena estudiante y poder enorgullecer a mis padres.

Les aseguro que hice todo lo posible por causarles orgullo. Pero dentro de todo se cometen errores que gracias a Dios se pudieron enmendar con el paso del tiempo.

Hoy por hoy, como toda una mujer adulta, madre, esposa y profesional, les puedo comentar que son muchas más las preocupaciones y responsabilidades. Como madre, mi preocupación es que mis hijos se sientan seguros, que estén bien cuidados y que al igual que hicieron mis padres conmigo, las necesidades de mis hijos sean satisfechas y cubiertas de igual manera, y de todo lo anterior me ocupo. Una de mis mayores responsabilidades es brindarles amor, atención y todo lo que conlleva ser no sólo una madre, sino una excelente madre.

Como esposa, mi mayor preocupación es ser la esposa, amiga, compañera y amante ideal. Cumplir con mis deberes y responsabilidades como esposa.

Como profesional, mi preocupación es dar el máximo de mí, educarme día por día, adquirir experiencia, ser competente y mantener profesionalismo. A esto le añado el permitirme crecer y escalar.

Como mujer, mi preocupación es poder ser un ejemplo positivo para otras mujeres y que las mismas puedan aprender a través de mis experiencias.

Cumplir con cada una de las responsabilidades que me tocan y el tener tantas preocupaciones, reconozco que puede ser un poco difícil. Pero de igual manera reconozco que con enfoque, disciplina, e interés se puede cumplir con todo de una manera exitosa. Basta con desear ser mejor persona cada día y poseer un gran deseo de superación.

Siempre que dialogo con mi hija de 16 años, cuando tiene alguna dificultad o problema o alguna preocupación, le digo que medite, que tome las cosas con calma para así tomar las mejores decisiones y que disfrute su momento, pero que actúe. Le comento que en el futuro serán más grandes sus preocupaciones y responsabilidades y que desde ahora debe prepararse.

Es muy hermosa esa transición de niña a mujer. Cada etapa tenemos que vivirla con intensidad y disfrutar cada experiencia porque de cada una aprendemos para bien o para mal. Cada experiencia nos marca como seres humanos.

Les invito a realizar un autoanálisis. Evalúemos lo que éramos desde niñas, lo que somos y lo que deseamos ser. Les invito al igual que yo lo hice, a buscar fotos que marquen su transición física de niña a mujer y mediante dichas fotos, analizar los recuerdos guardados y vividos en cada etapa. Les aseguro que será una grata experiencia recordar y revivir ese cambio de niña a mujer.

Invito a los caballeros a realizar el mismo ejercicio, su transición de niño a hombre.

4 comments:

  1. Una transición maravillosa, dolorosa, pero de gran crecimiento para las que nos permitimos abrazar la vida con intensidad, ser seres de bien para quienes nos rodean, lo cual rebota hacia nuestra propia felicidad. Gracias por compartir!

    ReplyDelete