Thursday, July 9, 2015

El Celular

¿Han podido observar últimamente la dinámica de las personas en una sala de espera, en una fila o en cualquier lugar público o privado?
Pues me imagino que al igual que yo si son observadores lo han podido notar. He observado cómo las personas reunidas en determinados lugares con algún propósito o no, no se comunican entre sí. He podido observar como cada persona se encuentra en ese lugar público o privado con el celular en sus manos.
Pasan horas y horas de espera, y no cruzan palabra con alguna persona porque están demasiado ocupados con su celular. Es tan sorprendente ver que cuando tienen  el celular en las manos, sonríen, se asombran, se entretienen y pasan el tiempo como si nada a su alrededor aconteciese.
En esta época moderna la mayoría de las personas cuenta con un celular. Muchos lo utilizamos para lo necesario, para comunicarnos, para buscar algún tipo de información importante en el internet, para realizar otras transacciones. Pero llega el momento en que nos deshacemos de él para realizar tareas de la vida cotidiana como es el trabajar, compartir con la familia, amigos, salir, entre otras cosas.
Es curioso y llamativo para mí observar cómo la mayoría de las personas que poseen un celular no le prestan atención a quienes están a su lado. Es tanta la adicción a este aparato que he observado en ocasiones a una persona al lado de otra comunicándose entre sí, no a través de la palabra o intercambiando miradas o gestos, sino a través del celular.
Es tanto el apego que las personas no respetan las leyes de tránsito y continúan hablando por el celular mientras manejan, texteando y/o verificando las redes sociales a ver qué nueva noticia aparece.
Es tan grande lo absurdo de esta adicción que muchas personas caminan en la calle sin mirar hacia el frente porque están envueltos con el celular. Esto me lleva a recordar una imagen que un familiar compartió hace poco tiempo en donde una joven caía o se tropezaba con una alcantarilla por estar con la mirada puesta en el celular y no hacia el lugar en donde caminaba.
El celular ha pasado de ser un medio de comunicación necesario para todos, a ser el amo de muchos y convertirlos en su esclavo. No viven sin él, no comen sin él, no duermen sin él, otros duermen con él, se bañan con él, entre otros. Si se les cae se mueren, si se les pierde aún más, etc
Conozco personas que hacen hasta lo imposible por tener el celular último modelo, el más costoso no importando los sacrificios que tengan que hacer para tenerlo. Muchas veces no tienen buenas casas, buenos carros, no tienen trabajo, no visten bien, no tienen para comer, pero sí para adquirir un celular último modelo y si llegó uno nuevo, salen del que tienen porque no pueden quedarse atrás.
Pero lo que más me choca es que rechacen a las personas que están a su alrededor, que no compartan con la familia, los amigos, por el dichoso celular.
Me apena en gran manera el hecho de que la comunicación entre las personas se esté perdiendo. Que no se practique el ver cara a cara a una persona, hablarle, ver sus expresiones, sus emociones y todo porque sólo tenemos tiempo para el celular.
Frecuentemente visito una oficina de algún lugar en particular y he sido testigo del silencio que hay en el mismo y cuando miro a mi alrededor, cada persona allí sentada o parada está ocupada o entretenida con el celular.
Sé que a muchos les ha pasado esto que les comentaré. He visitado oficinas en donde los empleados brindan un mal servicio por las interrupciones en su celular. Y he visto cuando las personas que solicitan algún servicio en dichas oficinas, no atienden como se debe por estar haciendo lo mismo.
Me pregunto yo, ¿cómo en el pasado podíamos vivir sin problema alguno sin el celular? Las personas se comunicaban más entre sí, tenían amistades reales con las cuales podían compartir. Repito que no estoy en contra totalmente de los celulares sino de esas personas que se han vuelto adictas a los mismos, olvidando que los celulares sirven para comunicarnos y para muchas cosas más. Pero el problema es que ya la gente no se comunica por estar con el celular en las manos todo el tiempo.
¿Hasta qué punto vamos a alejarnos de la sociedad, de lo que acontece en nuestras áreas cercanas, a nuestro alrededor?
Ya se han olvidado las reuniones en familia, el conversar y contarnos acerca de cómo nos fue en el día ya sea en el trabajo, en la casa o en la escuela, porque no lo hablamos. No porque no tengamos tiempo, sino porque ese tiempo se lo dedicamos al celular.
Me entristece en gran manera ver cómo nos vamos perdiendo poco a poco, como nos alejamos y como le damos más importancia a un aparato que a las personas que amamos, que a lo que en realidad tiene importancia.
Hace días vi una noticia de un artista y su esposa quienes tenían una canasta en la entrada de la puerta del interior de su casa y en la misma dejaban sus celulares tan pronto como cruzaban la puerta de su hogar. Esto lo hacían para poder tener tiempo de calidad, en familia, sin interrupciones, sin mensajes de texto, sin que nada les impidiera tener su momento. Esto es admirable y debería ser practicado por todos.
Es necesario tener nuestros celulares, porque tengo el mío, pero sólo utilizarlo para lo que es debido, con prudencia y no que esto interfiera en nuestra vida diaria de familia, de trabajo de amistades, entre otras cosas importantes.
Intento sólo que reflexionemos en cuanto a este tema y nos percatemos que a veces pasamos más tiempo con el celular que con las personas que amamos y que esas personas que también nos aman, nos necesitan y nos quieren presentes en cuerpo, alma y espíritu. No en cuerpo solamente porque lo demás está junto al celular.

Ojo con eso y valoremos lo que tenemos, porque en ocasiones no nos dura toda la vida y en cualquier momento quien está contigo, puede que ya no esté por la razón que sea.

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