Friday, April 5, 2019

El estrés en los padres de niños y niñas con autismo: un asunto que atender

Por: Flor De Liz Santiago Fernández, Trabajadora Social, Especialista en Autismo, Autora y Escritora
El Trastorno del Espectro Autista es un trastorno del desarrollo que afecta áreas tales como:  el área sensorial, la comunicación y el lenguaje, el desarrollo cognitivo y la interacción social.  Según el CDC (2012) es un grupo de trastornos que incluyen las siguientes características:  problemas de larga duración con la comunicación  y con la  interacción social en diferentes contextos, comportamientos repetitivos y no querer cambios en la rutina diaria.  Los síntomas comienzan en la primera infancia, generalmente  en los primeros 2 años de vida.  Estos síntomas provocan que la persona necesite ayuda en su vida diaria  o sus actividades diarias.  El espectro por su parte, hace referencia a la amplia gama de síntomas, de fortalezas y grados de deterioro que pueden enfrentar quienes tienen estos trastornos.
De acuerdo a la OMS (2016) el Trastorno del Espectro Autista (TEA) consiste en:  un grupo de afecciones o trastornos que se caracterizan porque alteran en algún grado el comportamiento social, la comunicación y el lenguaje. Implica intereses y actividades restringidas, estereotipadas, repetitivas, y de anomalías cualitativas que son características generalizadas del comportamiento del individuo en todas las situaciones, aunque su grado varía.  Por lo que 1 de cada 160 niños, de acuerdo a la OMS, es diagnosticado con TEA y alegan que en los últimos 50 años esta población ha ido en aumento dramáticamente.
Según el DSM- 5 (2013) el Trastorno del Espectro Autista (TEA):  está asociado con afecciones médicas o genéticas y/o a factores ambientales.  Se asocia con otros trastornos del neurodesarrollo, mentales y del comportamiento.  Se divide en diferentes criterios tales como:  si necesita ayuda muy notable, necesita ayuda notable o necesita ayuda.  Es caracterizado por la prestación de déficits persistentes en la comunicación social y la interacción social mediante múltiples contextos (Herlyn, 2016). 
De acuerdo a la OMS la salud es un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades.  La salud se ve impactada de manera negativa en los padres de niñas y niños con el Trastorno del Espectro Autista.  Estos enfrentan una serie de retos que exacerban el nivel de estrés en su diario vivir.  Entre los retos enfrentados se encuentran:  el hecho de que el diagnóstico implica un mayor compromiso, el que en ocasiones no existen recursos de apoyo familiares para estos padres ya que temen cuidar de estos niños o niñas por diferentes razones.  Igualmente, ante la falta de ayuda, uno de los padres se ve en la obligación de renunciar a su trabajo o hacer arreglos para poder cumplir con sus responsabilidades.  Ocurre un impacto adverso en la economía.  Así mismo, el conseguir algún cuido para que los padres puedan cumplir con sus compromisos laborales es otro gran reto, por el costo de los mismos y porque requiere de personal capacitado para trabajar con sus hijos/as.  De igual manera, enfrentan el rechazo por parte de familiares, amigos y conocidos cuando se trata de compartir en actividades, reuniones, entre otros, ya que muchos desconocen que estos niños exhiben comportamientos relacionados a su condición y no actúan por berrinche o adrede.  Finalmente, hacer frente a los comentarios inapropiados por parte de personas insensibles que señalan, critican y humillan con sus palabras a estos niños y a sus familias.  De hecho, el diario vivir se constituye en un gran reto, entre muchos otros enfrentados.
Desde el inicio del diagnóstico los padres enfrentan etapas tales como:  duda, negación, temor, reconocimiento, aceptación, aferrarse al amor y tomar el control Santiago, 2018).  El estrés se hace presente cada día, igualmente la ansiedad y frustración, generando desgaste físico y psíquico el cual aumenta con los años (Cuevas, 2016).
El estrés es descrito como:  un fenómeno que afecta a todos los seres humanos.  Un elemento central y necesario en nuestras vidas.  Nos prepara a nivel fisiológico, psicológico y conductual para adaptarnos a los cambios del ambiente (Colombo, 2016).  Por lo que en situaciones estresantes:  en el cuerpo se producen una serie de cambios físicos, como aumento de la frecuencia cardíaca, la tensión arterial, muscular y un aumento de la circulación sanguínea, entre otros.  Estos nos preparan para una respuesta rápida.  Cuando la situación estresante cesa, el organismo vuelve a la normalidad.  Una reacción que puede ser adaptativa por un período breve de tiempo, comienza a producir distintos malestares y trastornos cuando se vuelve crónica (Colombo, 2016).
Según Colombo (2016) el TEA es uno de los trastornos del desarrollo más limitantes que existen en la actualidad ya que se ve afectada el área social, comunicativa y de lenguaje.  Se presenta dificultad en la simbolización.  Además, gran cantidad de niños y niñas poseen alteraciones del sueño, sensoriales y de la alimentación.  Un porcentaje importante presenta problemas de conducta y distintos niveles de retraso mental.
Ser padre de un niño o niña con cualquier tipo de trastorno genera estrés. Las características propias del autismo producen en comparación con otros desórdenes que:  los padres se sientan estresados en mayor medida que otros padres.  Algunos investigadores han llegado a la conclusión de que madres de niños y niñas con autismo poseen niveles más altos de estrés que madres de niños/as con Síndrome de Down y retraso mental, hiperactividad y desarrollo normal, trastornos del aprendizaje y retraso mental y grupos control sin trastornos (Colombo, 2016).
De acuerdo a Colombo (2016) un estudio que buscaba hallar los factores asociados al estrés de los padres de niños/as con TEA, encontró lo siguiente:  el 72,5% de los padres experimentan una intensa sobrecarga en su vida.  Señalaron que son afectadas tanto la salud física como la psicológica.  En la población estudiada se encontraron indicadores más bajos de salud, asociados a esta sobrecarga.  Aparecieron síntomas de ansiedad y depresión, como niveles más bajos de bienestar subjetivo.
Existe una serie de factores que inciden principalmente en el aumento de estrés de los padres.  Entre estos se destacan los siguientes:
1.      Problemas de conducta- Mantienen una relación significativa y directa con el fenómeno estudiado. Esto significa que a mayores problemas de conducta, mayores niveles de estrés presentarán los padres y cuidadores de los niños/as.
2.      Percepción del problema- Los padres que perciben el TEA de su hijo en términos de desafío, con una mirada más optimista frente al presente y al futuro, reportan menores niveles de estrés, ansiedad y depresión. Por otro lado, percibirlo de manera negativa, y considerarlo como algo impredecible y fuera de control, incide de forma más negativa.
3.      Estrategias de afrontamiento- Pasivas, como negar el problema o postergar la puesta en marcha de intervenciones, correlacionan con niveles más altos de estrés. Positivas y centradas en el problema, se relacionan con mayores niveles de bienestar psicológico.
4.      Apoyos- Estos juegan un papel fuerte en el aumento o disminución del estrés. Podemos encontrar los apoyos formales, compuestos por los servicios médicos, colegios, centros de día y terapeutas y los apoyos informales, que abarcan a familiares, amigos e incluso vecinos.
La tristeza y la impotencia que agobia a muchos padres de niñas y niños con TEA son visitantes silenciosos. Por tal razón es imprescindible crear conciencia sobre la importancia de la intervención con las familias de niños y niñas con el Trastorno del Espectro Autista, no solo en el mes de abril en donde se conmemora el Mes de la Concienciación del Autismo, sino los 365 días del año.

Facebook: @FlorDeLizSantiagoFernandez, @FamilyBalanceTherapy

Referencias
American Psychiatric Association. [APA]. (2013). Diagnostic and statistical manual of mental disorders (5th ed.). Washington, DC: Author
Centers for Disease Control and Prevention. [CDC]. (2012). Prevalence of Autism Spectrum
Disorder — Autism and Developmental Disabilities Monitoring Network, 14 Sites, United States, 2008. Morbidity and Mortality Weekly Report 61 (SS-3).
Colombo, M.  (2016).  Estrés en padres de niños con autismo:  una complicada relación.    Psyciencia.
Chuan, M. J. (2015). Cognición temporal en personas adultas con autismo: Un análisis       experimental. Universidad Computense de Madrid Facultad de Educación, 16.
Cuevas, D. (2016).  Trastorno del Espectro Autista:  Trabajo Social y Recursos en la Ciudad de
            Valladolid.  Facultad de Educación y Trabajo Social Universidad de Valladolid, 25-45.
Herlyn, S. (2016). Los trastornos del espectro autista se ubican en el DSM 5 dentro de los
trastornos del neurodesarrollo. Facultad de Psicología Universidad de Buenos Aires, 1-9.
Organización Mundial de la Salud [OMS]. (2016).  Trastornos del Espectro Autista. Recuperado de http://www.who.int/es/news-room/fact-sheets/detail/autism-spectrum-disorders
Salud mental:  un estado de bienestar.  (2013).  Organización Mundial de la Salud.
Santiago Fernández, F. D. (2017). Algunos retos que enfrentan los padres de niños y niñas con
Autismo (TEA). El Imparcial News.
Santiago, F. D.  (2018).  Intervención Social con Familias de Niños/as con el Trastorno del
Espectro Autista.  San Juan, PR:  Lulu.com.

Tuesday, April 2, 2019

Lo que el autismo de mi hijo ocasionó en mi vida


Por: Flor De Liz Santiago Fernández, Trabajadora Social, Especialista en Autismo, Autora y Escritora
La llegada de un hijo o hija es un evento que nos llena de alegría. Mucho más si ese hijo o hija fue deseado y debidamente planificado. Su llegada es esperada con ansias, con entusiasmo por todos los miembros de la familia. Planificamos su recibimiento al mundo y su estadía por el mismo. Nos preparamos para brindar a ese ser tan esperado lo mejor de nosotros como familia y como padres, mientras contamos el tiempo de su llegada.
Una vez ya nacido, comenzamos a llenarlo de todo ese amor que tanto planificamos brindarle. Todo marcha bien y el tiempo transcurre, pero de pronto comenzamos a percibir que su desarrollo no era como esperábamos. No obstante, comenzamos a preocuparnos y a ocuparnos para identificar qué sucede con nuestro hijo o hija. Hasta que luego de un proceso de auscultar e investigar, se nos comunica que tiene el Trastorno del Espectro Autista, y es en ese preciso momento en donde comienza nuestra travesía.
¡No hay por qué alarmarse!”, podrían expresarnos algunas personas con el objetivo de animarnos. Dentro de nuestro interior sabemos que nos espera un largo camino lleno de retos y grandes desafíos que enfrentar como familia para lograr el bienestar de nuestro hijo o hija. Por lo que continuamos aunque no tengamos las fuerzas.
Cuando mi hijo Luis Miguel fue diagnosticado con TEA a la edad de dos años y nueve meses, fue un golpe muy fuerte para mi familia y para mí. No estábamos preparados para lo que implicaba tener un hijo con este diagnóstico. Siempre he expresado relacionado a esto, que el ser humano no se interesa por un tema hasta que impacta a su familia, hasta que toca a su sangre. Así que, luego de recibir el diagnóstico, mi esposo y yo teníamos que meditar seriamente cuáles serían los pasos a seguir para poder ayudar a nuestro hijo y ofrecerle las herramientas necesarias para hacer frente a la vida (intervención temprana). Acto seguido, lograr acceso a los servicios requeridos como parte de su diagnóstico.
Con respecto a esto, puedo indicar que el camino ha sido arduo y muy difícil. Estoy consciente de que aún nos queda mucho por lograr, y tenemos que tomar en consideración las implicaciones del autismo. Este en sí mismo es un proceso constante de recibir servicios y ayudas para evitar las regresiones. Más aún si no cuentas con recursos de apoyo que puedan ayudarte o relevarte en algún momento, aunque sea un instante solo para descargar y descansar de manera momentánea.
A pesar de todo lo negativo que pueda decirse sobre el autismo, lo difícil del manejo de los individuos que cuentan con este diagnóstico, si lo tomamos de una manera más optimista, nos puede servir como un proceso de enriquecimiento y aprendizaje. Debido al autismo en mi hijo, hoy soy una mujer completamente diferente, más empática, más sensible, cuidadosa, protectora, detallista, entre otras muchas otras cualidades que podrían describirse.
El autismo en mi hijo me enseñó a percibir la vida de una manera diferente, a valorar cada tiempo que paso en familia. Por otra parte, la estructura la cual es requerida en mi hijo para funcionar, me ha servido en lo personal para ejercer mis diversos roles de una manera más eficiente. Ahora utilizo agendas, calendarios, anoto todas las actividades, he desarrollado un nivel de responsabilidad y compromiso más amplio, lo que me ha llevado a superar mis expectativas.
Hoy por hoy estudio, trabajo, escribo, realizo y organizo actividades y todo porque mi hijo sin saberlo me enseñó que de una dificultad podemos hacer un propósito de vida. Me enseñó que para funcionar adecuadamente debo organizarme, ser estructurada, cumplir con las metas trazadas y los horarios establecidos. Me enseñó que todo debe tener alguna explicación y que si insisto en lo que deseo, puedo obtenerlo. Me enseñó a comunicarme cuando sea necesario, sin tener que utilizar las palabras.
El autismo en mi hijo al inicio me ocasionó mucha tristeza y dolor por la falta de conocimiento sobre el diagnóstico. Esa falta de conocimiento me impulsó a educarme sobre el tema y servir a otros que enfrentan las mismas dificultades. Es decir, el autismo en mi hijo me convirtió en un ser humano completamente diferente. Esto me llevó a responder la pregunta que me realicé desde un inicio luego del diagnóstico. Esta fue la siguiente: “¿Por qué a mí, que me cuidé tanto durante el embarazo?”.
Ahora comprendo que la respuesta a mi pregunta siempre estuvo ahí, aunque no podía hallarla. NUNCA existió un por qué, sino un para qué. Para ser de utilidad y de ejemplo en las vidas de otras familias de niños y niñas con autismo que carecen de las herramientas necesarias y que solo necesitan de un empuje o que los acompañen en su proceso.
Todo lo anteriormente expuesto me lleva a reflexionar en cuanto al autismo en mi hijo. Me lleva a expresarle las siguientes palabras con las cuales culminaré este escrito: “Luis Miguel, no eras lo que yo esperaba, pero transformaste mi vida para siempre”.

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