Wednesday, May 16, 2018

Los hijos/as del maltrato


Por: Flor De Liz Santiago Fernández, Trabajadora Social, Autora y Escritora
Muchos de ellos/as no llevan consigo marcas o heridas visibles.  Eso no implica la ausencia de las mismas.  Sus heridas y marcas son tan profundas que atraviesan sus almas.  Son hombres y mujeres que crecieron y se desarrollaron con temores, angustias y miedos, pero que a pesar de ello luchan por vivir diariamente.  Unos/as lograron sobrevivir al maltrato, otros/as perecieron en el camino.
Sus vidas están impregnadas de dolor y sufrimiento y de las experiencias vividas en su infancia, niñez, adolescencia y juventud.  Llevan consigo cicatrices en sus corazones y lágrimas internas.  Son incomprendidos/as ahora que enfrentan la etapa de la adultez porque continúan arrastrando las secuelas de lo que fue parte de su pasado.  Lo más doloroso aun es reconocer en dicha etapa, que sus verdugos habían sido seleccionados para darles vida y traerlos al mundo, aquellas personas que tenían el deber de protegerlos/as, sus padres.
Hoy se han convertido en hombres y mujeres inseguros, desconfiados, apáticos, intolerantes, insensibles y algunos de ellos/as repiten las conductas aprendidas en su niñez convirtiendo de esta manera a sus hijos en hijos del maltrato de igual manera.  De esta forma continúa perpetuándose esta conducta errada de generación tras generación.
Los hijos/as del maltrato pertenecen a diferentes estatus sociales.  Lo único que los/as hace diferentes es que en donde existe la pobreza es mucho más visible.  Son hombres y mujeres que hubieran alcanzado la felicidad si tan solo hubiesen experimentado un poco de amor por parte de sus progenitores. 
Sus luchas diarias para superar lo vivido se han convertido en batallas gigantescas.  Como parte de estas, han llevado su pasado a su presente, lo que les impide en ocasiones formar una familia, confiar en una pareja, mantener relaciones estables o cuando sucede, comienzan a revivir su historia, sumergiéndose en la tristeza y en la soledad al alejar a quienes los/as rodean.  No es su culpa, pues procuran y desean una vida mejor, pero el maltrato que los marcó de por vida, les sirve de obstáculo.  No es que no deseen, es que no pueden en ese momento.
Los hijos/as del maltrato aspiran una vida digna y persiguen el cambio.  Lo que sucede es que en su gran mayoría temen exponer sus inquietudes, sus preocupaciones o ventilar sus emociones.  De igual manera temen revivir el pasado. 
Para poder ayudar en el proceso de sanación en la vida de los hijos/as del maltrato, se requiere iniciar un proceso introspección con estos/as.   Esto con el fin de que puedan autoevaluarse y reflexionar sobre su situación.  A pesar de todo lo que hayan sufrido en el transcurso de su vida llevando tan pesada carga, el poder reflexionar sobre la misma puede definitivamente ayudarlos/as en su proceso de recuperación.
Con la ayuda requerida, apoyo y acompañamiento pueden transformar sus vidas y cambiar su historia.  De igual forma pueden romper con el ciclo, levantarse y servir de ejemplo para otras personas que han atravesado la misma situación.
Los hijos/as del maltrato no tienen por qué llevar durante toda su vida esta etiqueta.  Quienes han podido recuperarse y continuar dejando el pasado en el olvido, pueden utilizar este como un escalón o un impulso y proseguir.  Pueden adquirir la capacidad de revivir el mismo y que no les afecte.  Pueden servir de portavoces y ayudar a identificar a esos niños y niñas que actualmente enfrentan situaciones similares y permanecen en el anonimato.
El maltrato deja huellas las cuales pueden ser imborrables.  La clave está en romper con el ciclo y alertar al resto de la población.  Nos corresponde informar, pues el permanecer callados es un acto de cobardía.  De nuestros actos ante una sospecha o evidencia de maltrato, depende la vida de un niño o niña.  Cabe destacar que se aplica a la violencia de género como negligencia cuando los niños/as están presentes, pues aunque no sea un maltrato directo hacia los menores, el maltrato emocional e indirecto al cual están expuestos, puede ser de igual manera devastador.
¿Han llegado a pensar en cuántos hijos/as del maltrato se perdieron en el camino?  Hoy en día muchos/as de ellos/as se encuentran encarcelados, enfrentan problemas de salud mental, reflejan diferentes trastornos.  Otros/as tienen dificultades en el proceso de socialización y pobres relaciones interpersonales, algunos/as no cuentan con un techo seguro pues carecen de una vivienda, entre otros. 
No podemos ser parte del problema, sino que debemos unirnos para formar parte de la solución.  Nunca sabremos en qué momento, en qué circunstancias o en qué lugar podemos toparnos con alguno de ellos/as.  Por tal razón no debemos permitir que conductas como estas continúen repitiéndose.  ¡Hagamos la diferencia!
Los hijos/as del maltrato jamás dejarán de sufrir sin las intervenciones requeridas, porque su esperiencia de vida les ha marcado y necesitan ayuda inmediata.  Podemos evitar que sigan creciendo y desarrollándose más hijos/as del maltrato, evitando que este ocurra.  Utilicemos la prevención primaria para estos fines.  ¡Podemos hacerlo!
Facebook: @FlorDeLizSantiagoFernandez


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