Saturday, December 30, 2017

¿Por qué tengo que ser y actuar como él o ella quiere?

"Seré como yo quiero y he decidido ser"
Muchos nos preguntamos por qué tenemos que ser o actuar de tal o cual manera para agradar a nuestra pareja. Yo me pregunto, ¿es justo que modifiquemos nuestra manera de ser por agradar a otro u otra aunque ese otro u otra sea la persona que amamos y expresa amarnos.

Desde mi punto de vista NO. Quizás podemos modificar una que otra cosa si en realidad esto nos hace sentir bien. Pero si en el proceso sentimos que nuestra pareja lo que pretende es cambiarnos por completo y modificarnos para que seamos a su manera y a su gusto, permítanme decirles que esa persona en realidad no nos ama. Por lo que debemos salir de inmediato de una relación como esta, y hacerlo lo antes posible. Quien te ama, te acepta tal cual eres.

Antes de amar a otra persona, debemos comenzar por amarnos a nosotros mismos. Cuando nuestra pareja percibe que no nos amamos o aceptamos tal cual somos, puede utilizar esto a su beneficio para manipularnos psicológicamente. Por lo que tenemos que estar alertas.

En determinados momentos podemos aceptar de nuestra pareja una opinión, una crítica constructiva, alguna orientación o su consejo ante cualquier situación, evento, o circunstancia, pero no podemos permitir que esta sea la norma que rija nuestra relación. Tenemos nuestro criterio y opinión la cual debe ser valorada y respetada.

Cuando nuestra pareja expresa que nos vistamos de tal o cual manera, que no actuemos de tal o cual forma, que no hagamos esto o aquello, ¡ojo!, no siempre lo hace por y para nuestro bienestar (aunque hay sus excepciones). Más bien lo utiliza como un medio para controlarnos o para mostrar su inconformidad con nosotros. Para decirnos: "te quiero si te ves como yo quiero, no como te sientas cómodo o cómoda".

Apoyo el tipo de relaciones de parejas basadas en el respeto, la cordialidad, la cortesía. Sobre todo cuando existe amor real y cuando hay aceptación de ambas partes. Porque debemos partir de la idea de que NADIE es perfecto.


Así que culmino este corto desahogo afirmando que toda aquella persona que se encuentre en una relación en donde se sienta controlada, manipulada, y sienta que no puede ser ella misma porque de manera cordial se le ha obligado a ser o actuar de alguna manera, SALGA y CORTE de inmediato. En este tipo de relación NO HAY NADA QUE BUSCAR

Culminemos con todo aquello que pueda llegar a convertirse en violencia de género. ¡Podemos hacerlo!

Facebook: FlorDeLizSantiagoFernandez


Tuesday, December 26, 2017

Cuando uno de los padres no acepta el diagnóstico de Autismo (TEA) de su hijo o hija

"Necesito que mis padres estén unidos, me acepten como soy y me comprendan". 
















Por: Flor De Liz Santiago Fernández, Trabajadora Social, Especialista en Autismo, Autora y Escritora
Es difícil y complicado recibir una noticia acerca de que alguno de nuestros hijos ha sido diagnosticado con el  Trastorno del Espectro Autista u otro trastorno de salud mental. Esta situación se incrementa cuando luego de dicho diagnóstico uno de los padres no acepta o reconoce que su hijo o hija haya sido diagnosticado/a.  
Cuando esto sucede la carga emocional recae únicamente en la persona que decide luchar para echar hacia adelante a ese hijo o hija. Mientras, enfrenta una lucha diaria con su pareja para que esta pueda reconocer que el diagnóstico es un hecho y que les toca trabajar con la situación.
En el proceso de negación, quien no reconoce el diagnóstico comete errores que afectan de manera negativa a quien padece dicho trastorno. Errores que pueden llevar a su hijo o hija a sentir frustración ante sus requerimientos. Entre estos, pretender que su hijo o hija realice tareas demasiado complicadas, pretender que reaccione de la misma manera que otros niños no diagnosticados ante eventos, situaciones, actividades, o sencillamente en el proceso de educación y aprendizaje, comparándolos sin percatarse del daño que les ocasionan.
De esta manera pasa a convertirse en una persona exigente, agobiando a su hijo o hija y a su pareja quien sí ha reconocido y aceptado el diagnóstico. Esta actitud termina por causar frustración tanto en su hijo o hija como a sí mismo y lo lleva sin planificarlo a incurrir en maltrato emocional hacia estos, lo que va en contra de la ley. 
Una actitud de negación promueve que se afecte el ambiente social de ese niño o niña, definiendo el ambiente social como ese conjunto de hechos sociales, externos al individuo, que afectan su comportamiento (Ander-Egg, 2003).
Quien asume una actitud de negación lo hace por un sin número de razones entre las cuales pueden destacarse: la falta de conocimiento y la educación en cuanto al tema. Estos piensan que si reconocen que su hijo o hija padecen tal condición, es aceptar que no tienen la capacidad para realizar ciertas actividades o para funcionar adecuadamente. Otros se niegan ante el diagnóstico porque se sienten culpables de lo que les ocurre a sus hijos e hijas, entre otras razones.
Por otra parte, quien se dispone aún en contra de su pareja a enfrentar el diagnóstico de su hijo o hija, sufre en carne propia el rechazo de esta ante la situación que enfrenta.
Muchos padres desconocen que a pesar de un diagnóstico, su hijo o hija puede desarrollar las capacidades para vivir una vida independiente y plena mediante la intervención temprana.
Como Trabajadora Social y basada en mi experiencia como madre, recomiendo a profesionales que luego de realizar un diagnóstico de autismo u otro trastorno en algún niño o niña, se trabaje con la familia para orientarlos en cuanto a este. Que se provean las herramientas necesarias para que puedan sentirse preparados ante los nuevos retos que enfrentan, que se les brinde seguimiento, se les escuche mediante un conversatorio empático, se les eduque y se les acompañe en el proceso. De esta manera podríamos ayudar  a esos padres que por alguna razón se niegan a aceptar el diagnóstico de su hijo o hija, para que puedan comprender la relevancia de su apoyo y de igual manera serviría de respiro para esa otra parte que desde el inicio decidió aceptar la situación y tomar el control de la misma.
Para disfrutar de los logros y avances en el desarrollo de nuestros hijos, debemos comenzar por aceptar que estos puedan tener algunas limitaciones y que nos necesitan para poder superar las mismas.
Recibir la noticia sobre un diagnóstico de TEA en nuestros hijos implica grandes retos, pero podría tomarse como una oportunidad para unirnos más como pareja y juntos luchar para que ese hijo o hija pueda gozar del derecho a una vida digna y plena. ¡Nuestros hijos e hijas nos necesitan! ¡No le demos la espalda porque son mucho más que su diagnóstico!

Facebook: @FlorDeLizSantiagoFernandez

                  @FamilyBalanceTherapy


Referencias
Ander-Egg, Ezequiel. Diccionario del  Trabajo     Social. Argentina: Lumen Books/Sites Books,
2003.


Saturday, December 23, 2017

Vivir para nosotros mismos: ¿Egoísmo o acto de amor propio?

¡Desde hoy comenzaré a vivir por y para mí!
Luego de mirar hacia el pasado, de observar todo el camino que he recorrido, luego de haber evaluado los errores que he cometido y los logros que he alcanzado, me he detenido a analizar lo que será mi futuro y el camino a seguir.

En mi análisis he descubierto que NUNCA había vivido para mí, sino para ayudar y complacer a otros. Para que tuvieran la oportunidad de ser felices y progresar, mientras disimuladamente y sin percatarme me hacía a un lado, para darle paso a ellos y ellas. Mientras mi vida se apagaba lentamente.  

Pero en este punto de mi vida, mi manera de pensar ha cambiado. Muchos pensarán que actuaré de manera egoísta, pero sin que me quede nada por dentro, expongo con mucho respeto, que ya no me interesa lo que otros puedan pensar acerca de las decisiones que tomo en cuanto a mi vida. Por lo que he decidido que viviré para mí y aceptaré todas sus implicaciones.

Vivir para uno mismo no implica en ningún momento ser egoísta. Este argumento lo utilizan aquellas personas que pretenden que continuemos toda la vida dependiendo de que ellos y ellas sean felices para que nosotros no podamos serlo. Vivir para uno mismo implica BUSCAR y ENCONTRAR el bienestar propio, PREOCUPARNOS por nuestra salud emocional, física y espiritual. Es estar en paz con uno mismo, para de esta manera poder transmitir todo esto a quienes nos rodean y a los seres que más nos importan y amamos.

Vivir para uno mismo implica comprender que tenemos necesidades, requerimientos, que somos valiosos e importantes, por lo que merecemos atención, comenzando por nosotros mismos y no dependiendo de que otros nos la provean. Porque vivir para uno mismo no implica desatendernos, y colocar como prioridad SIEMPRE a otras personas por encima de nosotros.

Cuando vivimos para nosotros mismos, nos enriquecemos, crecemos y desarrollamos como personas y esto nos fortalece. Nos fortalece ante eventos, situaciones o circunstancias de la vida que puedan causarnos daño, confundirnos y debilitarnos.

Cuando nos colocamos como prioridad, comenzamos a experimentar que ejercemos mucho mejor nuestras funciones y roles, porque nos sentimos satisfechos con el trato que recibimos de nuestra parte.

Vivir para nosostors mismos implica:

  • Ser más productivos
  • Nos genera felicidad
  • Nos ayuda a ser más amorosos y comprensivos con otras personas.
  • Nos enriquece
  • Nos permite conocernos y capacitarnos para amar a otros, luego de habernos amado primero.
  • Nos provee la oportunidad de poder brindar tiempo de calidad a otros, luego de haberlo hecho por nosotros mismos.
  • Sentirnos satisfechos con lo que hemos logrado.
  • Permite que nos apoderemos de nuestras vidas.
  • Nos sirve para reflejar en otros lo que vivimos y experimentamos.
  • Nos ayuda a comprender que para dar importancia a otras personas y amarlas de igual manera, debemos comenzar con practicar con nosotros mismos.

Vivir para nosotros mismos es el comienzo de una vida exitosa, en donde todo lo alcanzado, logrado, y luchado sea porque en realidad lo deseamos.

No podemos sentirnos culpables cuando tomamos la decisión de colocarnos en primer lugar y me explico. En mi caso como madre de 2 hijos, esposa, hermana, hija, amiga, entre otros aspectos, debo procurar estar bien en todos los sentidos para poder gozar de salud y buenos momentos junto a las personas que en realidad me importan e interesan. Si me dispongo a vivir para complacer a mis 2 hijos que son dos seres diferentes e individuales, a mi esposo y al resto de mi familia, ¿en dónde quedan mis deseos, mis anhelos, mis intereses? ¿En dónde quedo yo como mujer y como ser humano? ¿Quién se preocupará por mí, porque yo esté bien?

Siempre he creído que para poder cuidar de mis hijos como merecen, estos deben observar, percibir y sentir que estoy bien. Para que esto ocurra debo vivir para mí misma en primer lugar. Esto no implica que en el transcurso no lucharé por ellos, por sus intereses y porque logren desarrollarse como seres humanos de bien. Más bien implica que no voy a dejar de cuidar de mí y preocuparme por mí, porque también soy un ser humano con necesidades, debilidades y fortalezas.

Recalco que esta actitud no es de egoísmo, más bien parte de ese amor propio que debemos tener el cual nos ayuda a vivir como deseamos, primero para nosotros porque es nuestra vida y luego para los demás.

Cuando intentamos vivir para otras personas podemos llegar a percatarnos de que nunca será suficiente lo que hagamos por y para ellas. Esto no significa que dejemos de ayudarles. Lo que significa es que no podemos obviar que SOMOS IMPORTANTES y si en algún momento faltamos, cada persona continuará su vida en nuestra ausencia.

Por lo que recomiendo que continuemos amando, que continuemos abrazando, que continuemos preocupándonos por los seres que amamos y por otras personas, que continuemos haciendo el bien y sirviendo. Que continuemos siendo seres humanos excepcionales, empáticos, solidarios, honestos, leales, respetuosos, responsables, caritativos, humanitarios. Pero NUNCA, NUNCA dejemos de vivir para nosotros mismos, o permitamos que otros nos hagan vivir nuestra vida a su manera.

¡Somos especiales, maravillosos e invaluables, no podemos olvidarlo JAMÁS! En este nuevo año, procura vivir para ti mismo/a, si no lo has hecho hasta el momento. ¡Nunca es tarde para comenzar! 

¡Te reto a experimentarlo!


Facebook: @FlorDeLizSantiagoFernadez





Friday, December 15, 2017

Desde mi corazón, mi confesión: Mi trauma con lo que hoy en día llaman: "Acoso" o "Bullying"


"Cada día me enfretaba a un nuevo rechazo y burla, lo que me mantenía constantemente intimidada". 

Nunca he querido hablar directamente sobre el tema, porque en mi edad adulta, el mismo trastoca lo profundo de mi corazón. Agradezco a Dios porque al día de hoy esta situación o tipo de conducta tiene nombre y es penalizado, pues para mi época fuimos muchos los que lo experimentamos sin saber lo que era, sin que tuviera nombre, o simplemente, porque no comprendíamos por qué nos ocurría.

Por este tema fue que surgió en mi la inspiración de escribir el libro: "Conociendo a mi Rival", porque sentía que a través del mismo podía expresar esos sentimientos guardados y ocultos. Pero hoy, luego de haber escrito y publicado el libro hace un año atrás, me siento con el compromiso y deber de contar mi experiencia en cuanto al tema y de manera más abierta.

Cada ser humano reacciona de manera diferente aunque sean expuestos a las mismas situaciones y/o circunstancias, porque cada ser humano es individual. Por lo que ante un mismo evento o suceso en la vida, no podemos pretender que las personas reaccionen de igual manera.

Actualmente cuento orgullosamente con 39 años de edad. Hoy les confieso que en mi niñez sufrí mucho por los comentarios que diariamente y constantemente expresaban mis compañeros de escuela hacia mí. Hoy por hoy recuerdo sus rostros, recuerdo a cada uno de ellos y ellas, como recuerdo cada uno de sus comentarios. Porque definitivamente tengo que reconocer que efectivo al día de hoy, cada uno de ellos y ellas y cada uno de sus comentarios devastadores, me llevaron a convertirme en el ser humano y en la mujer que soy.

Ante lo antes expuesto, tengo que reiterar que para mi época de estudiante, estas conductas no eran reconocidas, como tampoco penalizadas, por lo que pasaban desapercibidas. Expresiones tales como:

  • “Pica flor”- En alusión a mi nombre
  • “Monstruo”- En alusión a mi rostro y a mi físico ya que era extremadamente delgada.
  • “Eres asquerosa”- Aludiendo nuevamente mi físico.
  • “Esqueleto”- Haciendo referencia a mi delgadez.
  • “Guayo”- En alusión a mi rostro ya que en mi adolescencia mi rostro estaba marcado por el acné.
  • Entre otros, los cuales en realidad no puedo mencionar por este medio.

Todas y cada una de estas expresiones y muchas más, me acompañaban durante mi desarrollo e iban afectando de manera negativa sin lugar a dudas mi autoestima. Cada vez que escuchaba alguna de estas expresiones u otras (porque a la hora de causar daño mis compañeros y compañeras de clases eran bien creativos y creativas), mi corazón se estremecía de dolor, se rompía en pedazos y se desmoronaba poco a poco. Me sentía el ser más despreciable del universo. Tal era la magnitud del daño causado, que en determinadas ocasiones no deseaba asistir a la escuela. En cuanto a esta, cabe destacar que en los pasillos de cada una de las escuelas a las que asistí, me acorralaban y me gritaban a coro improperios hasta el punto de provocarme llanto. Esto lo vivía a diario tanto en la escuela elemental, intermedia y superior.

¿Qué puedo decirles de mi experiencia en el autobús escolar? Ese era, desde mi punto de vista el peor de los escenarios. En el mismo me halaban el cabello, me empujaban, me insultaban con palabras soeces, me golpeaban, intentaban escupirme, entre otros. Todas estas experiencias tan deprimentes las guardaba en mi corazón y en las noches, encerrada en mi habitación, la cual compartía con mi hermana pequeña, sujetada a mi almohada, comenzaba a llorar hasta que el sueño me vencía.

En cada una de las experiencias vividas, solo recuerdo a una amiga: “Bárbara Katherine Delgado Zavala”, quien fue la única que en ocasiones se solidarizaba conmigo y lloraba junto a mí cuando observaba la conducta de mis compañeros de clases.

Como cada persona es un mundo y reacciona de manera diferente, de igual manera era mi proceder. Cada persona resuelve sus dilemas de manera diferente y busca escape ante diversas situaciones. Por tal razón podemos escuchar sobre niños, adolescentes, jóvenes, entre otros que se refugian en amistades inadecuadas, toman caminos incorrectos y fracasan en el proceso porque no encuentran apoyo o solución a sus problemas. Otros, de manera errónea han tomado la opción de privarse de su vida porque ya no pueden más y así de esta manera, cada cual busca su método para sobreponerse o rendirse, su camino.

En mi caso por la gracia de Dios y por los principios cristianos inculcados por mis padres, me refugié en Dios y en mis estudios, y aunque en instantes no lograba superar lo ocurrido, logré desarrollarme poco a poco de manera profesional y abrazar cada meta trazada.

El acoso o llamado “bullying” es NOCIVO para la salud y bienestar emocional de cualquier ser humano. Muchos hemos logrado superar los traumas causados con el paso del tiempo, pero este es un proceso lento y doloroso. Impacta de manera tal la autoestima, que nos persigue hasta las diferentes etapas de nuestra vida. Puede llegar a impedirnos alcanzar la paz interior, puede hacernos sentir devaluados, puede provocar que nos despreciemos a nosotros mismos y creamos en cada palabra expresada con odio hacia nosotros sin alguna razón o motivo. Puede ocasionar que dudemos de nuestras capacidades y aptitudes y nos enfoquemos únicamente en lo que puede verse de nosotros, más no en nuestro interior, que es lo más importante. (Porque el físico puede trabajarse).

El acoso o “bullying” es DESTRUCTIVO, es LETAL, trae consigo raíces profundas, momentos de amargura y gran dolor. En la etapa de adultez, puede repercutir en que fracasemos en nuestras relaciones amorosas, nos puede conducir a cometer grandes errores, que pueden transformarse en horrores, y puede llegar a convertirse en una eterna pesadilla.

Agradezco a Dios nuevamente porque este tipo de conducta en las escuelas es penalizada y sancionada. Quien asume la misma, desde mi punto de vista es un criminal como cualquier otro, porque no tiene la más mínima idea de los daños que puede provocar en una persona.

Este tipo de conducta debe ser repudiada y debe ser tratada mediante prevención primaria, concientizando a niños y a niñas desde el hogar.

Yo que he vivido y atravesado por este tipo de situaciones, comprendo con exactitud lo que se siente, cómo se sufre y lo que se vive. NINGÚN ser humano tiene derecho a burlarse y hacer sentir mal a otro por la RAZÓN QUE SEA, pues no hay justificación.

Mi trauma, el cual he superado con el paso del tiempo (aunque no puedo evitar conmoverme cuando hablo sobre el tema), es el trauma que miles de niños, niñas, adolescentes y jóvenes sufren a diario y muchas veces en silencio, a  lo que debemos PRESTAR ATENCIÓN.

¡BASTA YA! Basta a este tipo de conductas y comencemos desde el hogar por fomentar el respeto, por inculcar valores a nuestros hijos y sensibilizarlos en cuanto al dolor ajeno. ¡Enseñémosle a nuestros hijos a respetar la diversidad y a comprender que lo que es bello para uno, no necesariamente es bello para otro y viceversa, y que la principal belleza, proviene del interior!

Orientemos y eduquemos a nuestros hijos sobre estos temas sin temor alguno, hablándoles claro, utilizando el modelaje e inculquemos en ellos la importancia de ser seres humanos sensibles y empáticos. Si hacemos esto, desarrollaremos niños, niñas, adolescentes, jóvenes, hombres y mujeres de bien, solidarios y humanos, en todo el sentido de la palabra.

Que puedan comprender que el acoso o “bullying” duele y duele de veras.


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Thursday, December 14, 2017

La importancia de que te llamen por tu nombre y/o apellido

Tengo nombre y apellido, ¿es tan difícil de comprender?

Me he percartado de que en determinados lugares, algunos profesionales para mantener una línea entre ellos y sus participantes, clientes, pacientes, entre otros, suelen llamarlos de diferentes maneras y no por sus nombres.

En mi caso como trabajadora social, aunque procuro mantener una relación profesional-participante, procuro que estos puedan sentirse de la mejor manera posible. Por lo que desde mi punto de vista llamar a una persona por su nombre o apellido, es una  manera de que esta pueda sentirse en confianza  y segura para exponer sus situaciones, necesidades o inquietudes. 

Cuando llamamos a una persona por su nombre o apellido, de manera indirecta le estamos llevando el mensaje de que nos importa, de que la tenemos presente y sobre todo de que sabemos quién es. 

Estoy muy de acuerdo que quizás al inicio, o en una intervención breve, no podemos pretender sabernos el nombre de la persoma, igualmente la persona no puede pretender que le llamemos por su nombre. Pero cuando se trata de personas a las que llevamos mucho tiempo contactando o brindando servicios (en mi caso como profesional), entiendo que es una falta de consideración y empatía no llamarle por su nombre o apellido. Es como si colocáramos un muro entre profesional y participante para evitar que este sea cruzado. 

Respeto el punto de vista de otros profesionales que quizás difieran de lo que expongo. Por mi parte, procuro que las personas se sientan en un ambiente adecuado y de confianza, como expuse anteriormente,  en el cual abunde el respeto y el profesionalismo. 

Cuando he estado del otro lado (en el de participante), me he sentido honrada cuando ese o esa profesional que lleva tantos años brindándome servicios me llama por mi nombre o apellido, y honestamente les indico que me hace sentir muy bien. Este sentimiento es el que procuro que experimenten esas personas a las que sirvo mediante mi profesión. Que puedan comprender mediante mis intervenciones, que no son un número más, que no son por ejemplo: "mamá, papá, abuela, abuelo, tía, tío, entre otros", sino que tienen un nombre o apellido, el cual por respeto lo aprendo, lo asimilo y les llamo por el mismo. 

Siempre debemos recordar que es importante tratar a otros como nos gusta que nos traten. ¿Cómo podemos lograr que nuestros participantes se acerquen a nosotros y puedan sentirse seguros? Demostrándoles que los conocemos mediante la utilización ya sea de su nombre o apellido y dejando a un lado esos detalles que en ocasiones nos pueden parecer formales, pero que no necesariamente pueden parecerle a ellos y mas bien lo perciben como una brecha.

Así que recomiendo que desde hoy en adelante, si eres un profesional que día tras día ha brindado servicios a una persona y han establecido esta relación profesional-participante, cliente, paciente, etc., si no has puesto en función lo que en esta reflexión expongo, lo intentes y lo pongas a prueba. En el intento podrás visualizar en el rostro de esa persona una actitud de asombro, aunque no lo exprese. Porque en realidad a todos nos gusta que nos llamen por nuestros nombres o nuestros apellidos. 

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