En la tarde de
hoy, cuando iba de camino a buscar a mi hija mayor a su escuela, atravesé algunas
dificultades para poder llegar a mi destino. Dificultades que me desconcertaron
un poco y me incomodaron, eso tengo que admitirlo.
Mientras esperaba por mi hija, medité acerca de lo
ocurrido y procedí a realizar la siguiente pregunta, ¿en dónde quedó la
tolerancia?
¡Qué poca tolerancia hay
hoy en día en las carreteras y en las calles de mi país Puerto Rico! Y digo mi país,
porque es aquí en donde vivo. Ya no hay seguridad para aquellos conductores que
nos gusta cumplir con las leyes de tránsito.
Se nos hace difícil
manejar en la carretera. Nos tropezamos con personas que no utilizan las
señales para cambiar de carriles, no obedecen los pares, no se detienen ante
los semáforos y te gritan si lo haces o si esperas mucho tiempo luego de haber
cambiado la luz.
¿Y qué me dicen de la
bocina? ¡Ya le tengo pánico! La tocan sin parar hasta que logran alcanzarte o
moverte de lugar con el ruido y lo peor de todo, es que lo disfrutan. Y si por
alguna razón te toca apretar la misma bocina, estás casi muerto, porque te
mencionan cuanta palabra encuentran y aun las que no se han inventado.
Personas que se
atraviesan en tu camino, conducen a exceso de velocidad y si por alguna razón
no le cedes el paso, te insultan con palabras soeces, o tratan de intimidarte,
te persiguen con sus vehículos, o pegan los mismos al tuyo sin consideración
alguna, para ocasionarte miedo.
No se preocupan por su
bienestar y seguridad, mucho menos por la de los demás.
¡Es increíble que
manejar en estos días se convierta en un lanzamiento al campo de batalla! En
donde tienes q estar alerta ante todo.
Tienes que contar con la
capacidad de manejar tu vehículo y el de los que te rodean. Actúan como si
nunca fueran a llegar a su lugar de destino y provocan en los demás,
ansiedad y temor.
¡Esto es en realidad
terrible! Pero ante la poca tolerancia que existe en las carreteras, tenemos
que seguir dando ejemplo para ver si a través de nuestras acciones podemos
lograr que otros nos emulen.