El 11 de octubre de 2024 será siempre un día para mí inolvidable, no porque fuera el mejor día de mi vida, sino uno de los más dolorosos que he experimentado en mis 46 años de vida. Ese día a las 5:07 am uno de los más grandes luceros de mi vida se apagó dejándome sin aliento, en desconcierto, en tristeza y en una cruel soledad la cual hasta el día de hoy me afecta y mucho.
Mi madre María Isabel Fernández Ramos partió de este mundo sin haber dado una señal previa de que así sería, pues llegó caminando al hospital (aunque con un dolor muy fuerte), pero no salió jamás de ese lugar (al menos con vida). Desde su partida mis días y mis noches no son lo mismo pues el enorme vacío que ha dejado, nadie puede llenarlo.
Aunque sé que tengo todas las herramientas para combatir mi tristeza y mi dolor (llamado proceso de duelo y pérdida), en ocasiones no las encuentro, y si lo hago, a veces no las aplico. Reconozco que lo intento, que a veces puedo y a veces no puedo, y de pronto me debilito. Simplemente en ocasiones no quiero, porque me niego a comprender y a aceptar que haya partido. No obstante, lucho diariamente y sólo Dios es mi testigo. Le lloro en las noches, en la oscuridad de mi habitación, pegada a mi almohada quien es testigo único de mi dolor, y le cuestiono a Dios por qué. Luego, para conciliar el sueño, lanzo al aire cuatro besos al Dios que me dio el aliento y me provee las fuerzas para continuar seguido de las siguientes palabras: "Te amo Dios, te amo mami, te amo papi", porque él me sobrevive y ha sufrido mucho más de lo que yo pueda estar sufriendo por su ausencia.
Asumo la responsabilidad de mi negación, de mi ira (en ocasiones), de mis intentos de negociar su partida y de mi lucha interna con los síntomas de depresión por la pérdida (los cuales no me han derrumbado), y es que no he podido avanzar a la etapa final (de cinco etapas del duelo de Elizabeth Kũbler-Ross: Negación, Ira, Negociación, Depresión y Aceptación).
Con su partida se fue junto a ella una gran parte de mí, pues sentí que perdí las ilusiones, las fuerzas, las ganas, los deseos y la motivación. Perdí el entusiasmo por aquellas cosas que tanto disfrutaba como el salir a pasear, conectar con la naturaleza, conocer nuevos lugares, entre otros, quitándome el placer que sentía por todo. Aquello que como psicoterapeuta sé que se le conoce como anhedonia. Al fin y al cabo, por muy psicoterapeuta que sea, soy humana, soy hija y se trata de mi madre.
Mi madre era y siempre será para mí una amiga, una confidente, mi mayor fan, mi apoyo y mi soporte. Duele cada día no poder compartir con ella mis logros, cada meta alcanzada pues sé que hubiese sido la primera en conocer cada detalle y en celebrar cada uno. Estoy segura de que en este momento, se sentiría super orgullosa y le diría a todos humildemente (porque la humildad siempre le sobró), "mi hija y su esposo han llegado muy lejos con su compañía y sé muy bien lo mucho que les ha costado". Para todos los procesos de bajas y de altas (en muchas ocasiones más bajas que altas), ella siempre estuvo allí.
Mi madre siempre creyó igualmente que Dios haría un milagro con Luis Miguel (mi hijo con autismo), y aunque este milagro se ha dado poco a poco, sé que lo mejor vendrá y mis ojos lo verán, y lo compartiré con todos los conocidos y no conocidos.
No hay palabras que describan realmente lo que mi madre significa para mí y el hecho de que es insustituible. De igual manera, el hecho de que siempre vivirá en mi corazón y en mis pensamientos. Sin embargo, si escribo estas letras hoy, y las hago públicas, es que estoy dispuesta a sanar completamente y me quiero mover a hacerlo, para llegar finalmente a la última etapa de mi proceso de duelo y pérdida: ACEPTACIÓN.
"Madre amada, querida, valorada y admirada, mi ETERNA MADRE, LA MEJOR DE TODAS y me disculpan otras (incluso yo misma como madre), TE AMO y TE AMARÉ siempre. Hoy te dejo descansar (desde mi punto de vista porque el descanso lo tienes en los brazos de nuestro Dios), y me libero de la carga tan pesada que he llevado durante este casi año de tu partida. Estoy consciente de que no dejaré de pensarte y de extrañarte, pero aceptaré que era tu momento, y aunque mi humanidad no pueda comprenderlo en su totalidad, reconozco que fue la voluntad de nuestro Dios. Me consuela el saber que no sufres, que eres feliz, que estás disfrutando y que estás en el MEJOR LUGAR. Mi despedida no es un adiós, sino un hasta luego y un para siempre en mi memoria con cada recuerdo, cada foto, cada audio y cada detalle que dentro de mí exista para resaltar tu memoria. Por siempre y para siempre seré la hija de Jesús Santiago Morales y María Isabel Fernández Ramos, y si pudiera volver a nacer, los elegiría nuevamente".
"Te dedico estas palabras hoy miércoles 24 de septiembre desde mi oficina, desde mi escritorio y desde mi ventana con vista al lago, con una tarde muy lluviosa, la cual es el reflejo de mis lágrimas por ti, al escribirte. ¡GRACIAS POR TODO MAMI!".
¡FELICIDADES QUERIDA MADRE PORQUE PRONTO SERÁ TU PRIMER CUMPLEAÑOS EN EL CIELO!
WOW!! El tiempo se va tan de prisa. Cómo olvidar ese día!! La extrañaremos por siempre. Tus palabras están cargadas de muchas emociones. Un abrazo en el set momento tan fuerte y que se hace tan difícil aceptar.🙂↔️ Importa cuan preparadas
ReplyDeleteAsí es! El tiempo ha transcurrido muy rápido, y para mí es como si fuera el primer día. Gracias!
DeleteTriste y Hermoso todo lo expresado k amor tan bonito. Que relación madre hija tan profunda y maravillosamente indisoluble. Nada podrá apartarlas porque ella vive en su corazón. Un abrazo enorme y fuerza en Cristo Jesús.
ReplyDeleteAmén! Siempre y para siempre estará en todo mi ser. Muchas gracias!
DeleteProfe,leer sus palabras me ha estremecido el corazón. Solo alguien con un amor tan grande hacia su madre puede expresarse con tanta fuerza y tanta ternura a la vez. Su testimonio refleja no solo el dolor de una hija, sino también la belleza de un lazo que ni la muerte puede romper.
ReplyDeleteSu mamá debe sentirse profundamente orgullosa de usted, de la mujer, madre y profesional tan extraordinaria en la que se ha convertido. Yo la admiro mucho y agradezco de corazón que comparta algo tan íntimo con nosotros, porque nos enseña que incluso en medio del dolor más grande siempre hay amor, fe y esperanza.La abrazo con mucho cariño y respeto, deseándole que en cada recuerdo de su madre encuentre paz, consuelo y fortaleza
Gracias, gracias por tus hermosas palabras! Me llenan de mucho aliento. Mi madre vivirá siempre en mí!
DeleteMe conmovió muchísimo su escrito, profe. Gracias por abrir su corazón con nosotros y mostrarnos que también desde la vulnerabilidad se aprende.
ReplyDeleteGracias por tus palabras! Ha sido un arduo proceso y vamos poco a poco.
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