Por: Dra. Flor De Liz Santiago Fernández, E.Ed., M.E.d. ASD & Spec Educ, PsyT, LCSW, MSW, BSW, RBT, Auth & Wtr, Adm & Fdr Family Balance Therapy, LLC PR/USA
En mi corazón llevo incrustada esta herida la cual ni el paso de tiempo borrará. Tú y simplemente tú permanecerás en mi memoria como mi ser de luz, mi ángel, mi mejor amiga, mi compinche, parte de mi todo.
Hoy más que nunca comprendo lo privilegiada que he sido cuando las personas y aún yo misma puedo nombrarme tu hija. Porque ser hija de un ser como tú, es un privilegio que solo un Dios como el que tú le serviste y creíste, al cual también creo, pudo darme.
El paso del tiempo jamás borrará lo que siento por ti, y aunque sé que las memorias permanecen, los recuerdos hermosos y los bellos momentos, no puedo dejar de decir que me hará mucha falta mirarte, escucharte y en especial leerte. Ya mi WhatsApp no me notificará los mensajes que provienen de “Mami Miami”, lo cual extrañaré con ansias locas.
Aunque sé que en donde estás es un lugar por el que luchaste diariamente y en el que definitivamente mereces estar, me harás mucha falta mami. El vacío que me has dejado ha sido inmenso y nada podrá llenarlo. Ningún título me enorgullece más que ser la hija de Dios en primer lugar y luego la hija de Jesús Santiago Morales y de María I. Fernández Ramos.
¡Gracias mami por cada cuidado, por cada atención, por cada preocupación, por cada noche en desvelo por nosotros! ¡Gracias por tu nobleza y entereza! ¡Gracias por tu sencillez y calidez como mujer, como esposa, como madre y como persona! Jamás te olvidaré mientras tenga vida, porque no tienes comparación, porque eres única e irremplazable.
Mi humanidad aún no puede creer que físicamente te has marchado de este mundo, por que te me fuiste muy joven (68 años). Sin embargo, me consuela saber que hoy no sufres y que ya no te preocupas por nada y por nadie, sino que sonríes y eres feliz en los brazos de nuestro Dios.
Te amo madre, y repito, mientras corra sangre por estas venas, mientras este corazón lata, mientras tenga conciencia y permanezcan intactos mis sentidos, en mí permanecerá tu memoria. En mí permanecerá tu alegría, tu felicidad cuando paseabas, comías, viajabas, servías a Dios y compartías con tu familia.
Aunque no comprenda lo ocurrido, con dolor acato la voluntad de Dios y la acepto. Ahora bien, pido fuerzas para continuar no solo por mis hijos, por mi esposo, por mi padre a quien aún tengo, por mis hermanos, sino por ti que siempre creíste en mí, me apoyabas y siempre me servías de motivación. ¡Gracias mami por todo, por tanto, por haber vivido, por existir porque aún existes en mi corazón y en mis pensamientos! ¡Te amo infinito!