Por: Flor De Liz Santiago
Fernández, Trabajadora Social, Especialista en Autismo, Autora y Escritora
Hay momentos en que sencillamente no comprendemos el porqué de las
cosas. No encontramos explicaciones ante
tantas preguntas que nos realizamos en el proceso de diagnóstico de nuestro
hijo o hija. Nos ahogamos en un mar de
preguntas sin respuestas y nos desesperamos al no encontrar la salida.
En el transcurso descubrimos que todo sucede por alguna razón. Que no debemos perder tanto tiempo en
responder preguntas que quizás nunca tendrán respuestas. En el proceso descubriremos que solo nos toca
levantarnos con la frente en alto, continuar luchando y no mirar hacia
atrás. Porque en el proceso aprenderemos
que lo mejor para nuestro hijo o hija, viene en camino y se encuentra de
frente, por lo que de nada nos sirve concentrarnos en lo transcurrido.
El proceso que a diario atravesamos, solos o acompañados por y para el
bienestar de una de las personas más importantes en nuestra vida y una de las
que más amamos, involucra lágrimas, tropiezos, caídas, golpes, burlas y
rechazo. De cada experiencia vivida,
positiva o negativa hemos obtenido un gran aprendizaje. Este consiste en que descubrimos cuán fuerte
somos y hasta dónde somos capaces de llegar, solo por ver sonreír a quien se ha
convertido en nuestro propósito de vida, en el reto más hermoso que la vida nos haya colocado en el
camino.
Porque cada acción tomada, cada palabra expresada y cada oportunidad
recibida nos sirve para expresar cuánto amamos a nuestro hijo o hija con AUTISMO. Este es y será nuestro proceso, uno de altas y
bajas, pero muy nuestro. En el cual las caídas
nos servirán de aprendizaje y las subidas de gran motivación e impulso.
¡Hacia adelante padres, madres, familiares y cuidadores principales! ¡Que
la felicidad, inclusión y calidad de vida de nuestro hijo o hija continúe
siendo nuestro motor!
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