Wednesday, June 13, 2018

La salida en el callejón


Por: Flor De Liz Santiago Fernández, Trabajadora Social, Autora y Escritora

¿Qué es un callejón? Según la Revista ARQHYS (2012) hace referencia a una calle estrecha o sin salida, utilizada únicamente para peatones.  Los callejones se encuentran localizados en zonas urbanas.  En los mismos pueden aumentar las actividades ilegales si no  cuentan con el mantenimiento debido, por la poca iluminación y su reducido espacio.
El autismo desde el punto de vista inicial de un padre o una madre puede ser semejante a un callejón sin salida, mediante el cual se atraviesan diferentes situaciones como parte del diario vivir.  Lo comparo con un callejón porque generalmente los padres de estos niños y niñas no contamos con ayuda, por lo que nos sentimos solos.  Por otra parte, hay situaciones en las cuales no percibimos la luz y todo aparenta estar oscuro.  Por último, las personas generalmente huyen de los callejones por la incomodidad y la inseguridad que representan, lo mismo sucede con la sociedad cuando del autismo se trata, y con muchos padres ante un diagnóstico de autismo en su hijo o hija.
Estamos conscientes de que estos lucharán durante el resto de sus vidas por lograr desarrollarse de manera independiente, y que estaremos junto a ellos para apoyarlos, para que sus deseos y los nuestros sean una realidad.  Lo que no podemos obviar es que en el transcurso del camino enfrentaremos obstáculos, tropezaremos, pero de igual manera experimentaremos grandes logros.  Lo primordial es lanzarnos al callejón con las herramientas adecuadas para poder subsistir.  Cabe destacar que algunas de las herramientas requeridas las poseemos, otras tendremos que adquirirlas en el proceso, pero están disponibles para que asumamos el control.
Cuando comenzamos la travesía por el callejón experimentamos temor, incertidumbre, miedo, angustia, y dolor ante lo desconocido.  Está muy claro que no sabemos lo que podemos encontrarnos en el camino, lo que nos debilita en algunos momentos.  Buscamos por todos lados para poder recibir apoyo y en ocasiones no lo encontramos, pedimos comprensión y no la hallamos.  ¿Qué sucede? Nos desesperamos.
Aquellos padres que tenemos un hijo o una hija con autismo comprendemos que cada día es diferente y que debemos estar preparados para lo nuevo que pueda surgir y sorprendernos.  Solo quien es padre de un niño o niña con autismo conoce el dolor de ver a nuestros hijos llorar, quejarse o en ocasiones gritar por situaciones que para nosotros pueden parecer sencillas, mas sin embargo para ellos tienen otra connotación.  Llegan momentos en que nos invade la impotencia, como seres humanos al fin y no encontramos la solución.  Nos duele en lo profundo del alma que en ocasiones no podamos comprender a nuestros hijos o hijas y deseamos estar en su interior para saber lo que les ocurre y poder ayudarles. 
Nos lastiman las miradas acusadoras cuando nuestros hijos e hijas reaccionan de manera agresiva ante algún evento sin razón aparente para nosotros.  Nos duele en el corazón cuando son rechazados por la sociedad, etiquetados o marginados por su condición y aunque nos convirtamos en fieras al momento de abogar por ellos o ellas, el cansancio físico, emocional y espiritual nos agobia.
Penélope Ward (Autora), expresó lo siguiente:  “Una pequeña decisión puede dar forma a una vida entera.  A veces, si tienes suerte, la mayor dificultad puede conducir a tu mayor bendición.  Simplemente toma tiempo para ver que Dios obra de maneras misteriosas”.  Es que definitivamente fuimos escogidos para entrar al callejón, pero nosotros tomamos la valiente decisión de caminar por él no importa lo que suceda y no abandonarlo, acción que han tomado otros padres de manera desacertada.  Eso que percibimos al inicio como una dificultad de acuerdo a Penélope es nuestra mayor bendición.  Por lo que debemos luchar junto a nuestros hijos e hijas, para luego sentarnos a disfrutar de esa manera misteriosa de Dios obrar.  En lo que no coincido con ella es en que no se trata de suerte, sino de perseverancia, dedicación, empeño, sacrificio y esfuerzo.
Les comparto que cuando me notificaron sobre el diagnóstico de mi hijo fueron muchos los pensamientos que atravesaron por mi mente.  Entre ellos la gran pregunta que todos nos hacemos:  ¿Por qué?  Al momento no podía comprenderlo, no asimilaba el por qué Dios me había lanzado al callejón sin preparación alguna y me cuestionaba a cada instante sin hallar respuesta.  Solo sabía que allí me encontraba, llena de dudas.  Una vez adentro, asumí la postura de comenzar a trabajar con la situación que me agobiaba, con los temores y el desconocimiento y comencé a utilizar la herramienta más grande que tenía en mis manos para ayudar a mi hijo, la fe.  En el proceso, al día de hoy ya puedo comprender que no existía un por qué, sino un para qué y voy encaminada hacia el propósito y el objetivo que había sido trazado para mi familia, para mi bello hijo y primordialmente para mí.  Por esta razón te invito a descubrir tu propósito.
Hoy no le tengo miedo al callejón, lo enfrento y aunque diariamente mi hijo trae al mismo algo nuevo, ya sea alguna conducta disruptiva, algún llanto excesivo, alguna conducta repetitiva nueva, esto me sirve de aprendizaje.  No negaré que continúo luchando y reafirmo mi posición de asumir el control de la situación, dar el todo por mi hijo y no detenerme jamás.  Mi fe, la espiritualidad, la educación y la confianza en Dios me han brindado las fuerzas que necesito, transformado mis debilidades en fortalezas. 
Como madre de un niño con autismo y como trabajadora social recomiendo que nos sujetemos de aquello que nos brinda esperanza, paz y seguridad mientras transitemos por el callejón.  Que sujetemos la mano de nuestro hijo o hija, y una vez comencemos no detengamos nuestro paso jamás.  Experimentaremos que no importa lo que suceda, podremos sentirnos fortalecidos y doy fe de ello.  Porque descubrí que la salida en el callejón tan grande que implica el criar, educar, amar, comprender y proteger a un niño o niña con autismo radica en dos palabras: AMOR y ACEPTACIÓN.  Una vez tienes ambas, tienes todo.
“La conclusión es que tanto la pobreza emocional como la aversión a la compañía no son síntomas del autismo, sino consecuencias del autismo”. Naoki Higashida

Facebook: @FlorDeLizSantiagoFernandez
                   @FamilyBalanceTherapy

Referencias

ARQHYS, R. (2012). Callejones. Equipo de colaboradores y profesionales de la revista ARQHYS.com. Obtenido 05, 2018, de http://www.arqhys.com/construcciones/callejones.html. 12.