No importa lo que ocurra a tu alrededor, las veces que hayas tropezado en el camino para lograr tu objetivo en la vida, ¡nunca te rindas! Caer y tropezar es de humanos, pero rendirse es sinónimo de debilidad, de flaqueza y de incompetencia.
Cada obstáculo superado es una muestra de cuán poderoso (a) puedes llegar a ser y cuán comprometido (a) estás con lo que deseas lograr. Permite que el mundo te conozca, te aprecie y que tu nombre sea escuchado en lugares a los cuales no has podido llegar por el momento, pero que algún día visitarás.
Procura ser siempre la mejor versión de ti, no para agradar a otros, sino para sentirte bien contigo mismo (a). Demuestra cuán firme eres y las capacidades que posees para lograr lo propuesto manteniendo siempre una actitud positiva y de respeto hacia tus semejantes.
Aprende a reconocer que vendrán días difíciles, en donde puedes llegar a sentir que no soportas más, que tus fuerzas se agotan y que no encuentras la salida a tus dificultades. Días en donde todo parecerá estar oscuro y en los cuales no encuentres la luz que tanto anhelas para continuar.
Pero ante toda situación negativa que se atraviese en tu vida, las cuales serán incontables en el transcurso del camino, debes procurar ser optimista y continuar a pesar de todo y de todos.
Recuerda siempre que tienes un lugar muy importante en el mundo y este necesita que te hagas sentir, que luches, que te armes de valor, que enfrentes todo lo que se interponga y tenga como propósito derrotarte. ¿Sabes por qué? Porque eres un ser humano espectacular, único, irrepetible, valioso, maravilloso, digno, respetable, poderoso, apoderado, lleno de visión, con deseos de crecer y triunfar.
Porque en tu caminar has sabido marcar positivamente la vida de otras personas que te han necesitado en determinados momentos. Porque solo con el hecho de ser tu, basta para ser exitoso (a) en este mundo y en cualquier otro si llegase a existir, así que ¡nunca te rindas!
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